Columna sobre Medio Ambiente y Desarrollo, 1 de diciembre de 2019

Smart Cities y gobernanza: cambio medio ambiental en América Latina y la experiencia de China

Por Patrice dos Santos

El concepto de gobernanza de las “smart cities” o ciudades inteligentes, ya sea en los países desarrollados o en el Sur Global, está estrechamente relacionado con la capacidad institucional para construir una red de municipios en torno a desafíos globales para ciudades latinoamericanas, como la regeneración urbana o la inclusión social. También es muy relevante para temas societales ligados al medio ambiente, tales como movilidad sostenible, conectividad, gestión de residuos, gestión del agua potable o economía circular. No pueden existir ciudades inteligentes si no están ligadas con los grandes retos de la sostenibilidad y la inclusión social.

América Latina y el Caribe (LAC) con una tasa de población urbana que llega en promedio a un 80,6% de la población total según los datos del Banco Mundial para el año 2018 (contra 55,3% al nivel mundial) y 40% de su población viviendo en ciudades de más de un millón de habitantes, LAC es la zona más urbanizada del mundo en desarrollo. De hecho, las políticas públicas urbanas vinculadas al medio ambiente ya no se pueden pensar de manera tradicional, a nivel de la ordenación del territorio, de la inclusión social, como de la gobernanza.

Obviamente, no podemos dejar las solas capacidades tecnológicas de la información y de la comunicación liderar el cambio ambiental en el entorno urbano. América Latina y el Caribe, quizás más que cualquier otra zona regional, necesita una declinación nacional de políticas públicas con una visión clara de las necesidades de los ciudadanos, de acuerdo con el Plan de Acción Regional (PAR) para la implementación de la nueva agenda urbana en América Latina y el Caribe (2016-2036) de la CEPAL, y el cumplimento del objetivo 11 (“Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Naciones Unidas.

La existencia de megaciudades (con más de 20 millones de habitantes), así como la fuerte presión urbanística en la región LAC, están en el origen de un fenómeno que concentra problemas crecientes a nivel medioambiental, tales como la polución debida a la concentración de actividades económicas e industriales, congestión urbana y dificultades de transporte, crisis de los residuos urbanos, etc. Según el Índice de Globalización y la Red de Investigación de Ciudades del Mundo, solo Brasil alberga una variedad de perfiles urbanos: ciudades alfa global (São Paulo) y ciudades beta (Río de Janeiro), así como ciudades con propensión a tener un papel global (Curitiba, Belo Horizonte, Porto Alegre, Recife, Campinas y Salvador), que participan en la red de ciudades inteligentes para un mejor cuidado del medio ambiente en el entorno urbano. En los otros países de LAC, Ciudad de México y Buenos Aires cuentan por ejemplo con más de 20 millones de habitantes, y por su parte Bogotá, Caracas y Lima concentran más de 10 millones de habitantes.

La gobernanza de estas grandes ciudades inteligentes en la zona LAC, también aborda una serie de desafíos transversales, como por ejemplo: escasa participación ciudadana, capacidad industrial limitada, dependencia a la disponibilidad tecnológica extranjera y capacidades de financiamiento público desiguales entre otros. En este sentido, para impulsar en América Latina y el Caribe el cambio societal y tecnológico hasta un nuevo paradigma urbano que reconoce el entorno de la ciudad como un bien público, el proceso de “co-design” urbano requiere la participación de todos los actores regionales relevantes a nivel económico, tecnológico y financiero (Banco Interamericano de Desarrollo – BID, Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones – ASIET, Banco de Desarrollo de América Latina – CAF, etc.), pero también precisa de una representación ciudadana y de la participación activa de las universidades latinoamericanas (departamentos de políticas publicas y de ciencias del territorio, arquitectura, ingeniería civil, TIC, etc.).

Los actores de las decisiones de políticas públicas latinoamericanos, pueden observar la experiencia de ciudades chinas en el marco de las ciudades inteligentes, como una fuente de experiencias claves, con más de 500 proyectos pilotos y ciudades líderes mundiales como: Beijing, Shanghái, Shenzhen, Hangzhou, Guangzhou, Wuhan, Guiyang, Chongqing and Chengdu, entre otras. Por tanto podemos analizar el smart power de China bajo los auspicios de la red sino americana de ciudades inteligentes en América Latina, tanto desde la perspectiva de la capacidad de influencia institucional, como un catalizador inspiracional para reforzar la cooperación, los mecanismos de co-creación urbana y las soluciones impulsadas por el desarrollo sostenible para las ciudades.

Por fin, este cambio necesita indicadores precisos de monitoreo urbano y ambiental (para evaluar y controlar) objetivos definidos por los decidores públicos y no por solo por la capacidad actual de las empresas líderes en tecnología. Como resultado, el intercambio de experiencias a niveles local, regional y nacional se convierte en un componente clave para aumentar la curva de aprendizaje de los municipios, áreas metropolitanas y regiones latinoamericanos para tener relaciones más inteligentes, más inclusivas y respetuosas con el medioambiente. América Latina y el Caribe es una región que aún esta a tiempo para otorgar mayor relevancia a las políticas públicas urbanas que fomenten un desarrollo más armónico con el cuidado del medio ambiente.

Patrice dos Santos es consultor internacional en políticas públicas de innovación y desarrollo territorial, en Lisboa (Portugal), con enfoque en la península Ibérica y América Latina.