Columna sobre Historia y Relaciones Culturales, 27 de Enero de 2025
Relaciones y Vinculaciones Interculturales: La Serpiente y su Centralidad en los Mitos y Leyendas de China y América Latina
Por Marísela Connelly
La serpiente es un símbolo común en las creencias religiosas, ceremonias y leyendas de diversas culturas. Su apariencia, su habilidad para causar una muerte instantánea y el miedo que despierta en los seres humanos han contribuido a la creación de historias mitológicas en todo el mundo. Las representaciones de la serpiente han sido ambivalentes: aunque se arrastra por la tierra, su capacidad para mudar de piel sugiere un renacimiento que le otorga vitalidad cada primavera.
En diversas concepciones religiosas alrededor del mundo, en culturas muy distantes en el tiempo y el espacio, la serpiente simboliza el caos primigenio, el principio vital, la primera sustancia y la energía creadora del universo. En América, el mito Tupú de la Amazonía habla del origen del mundo, cuando existía un gran vacío en el que solo se percibía la serpiente. El simbolismo acuático de la serpiente, especialmente en las culturas china y japonesa, también está presente en la tradición maya. En el pensamiento religioso universal, la serpiente no solo es un maestro de iniciación y un vehículo de transformación del ser humano, sino que también simboliza la energía divina que reside en todo ser humano, adormecida por la vida material, pero que puede despertar a través de la ascensión espiritual, liberando al hombre de su condición mortal y conduciéndolo hacia la inmortalidad.
Significado de la Serpiente en China
En China, la serpiente era considerada una deidad creadora que simbolizaba las fuerzas contradictorias. En un manuscrito que data del siglo I a.C., se describe el caos primigenio antes de la formación del cielo y la tierra, en el que dos deidades, Fuxi y Nüwa, se unieron y procrearon cuatro hijos que dieron lugar a las cuatro estaciones. Los textos antiguos representan a Nüwa y Fuxi con cuerpo de serpiente y cabeza humana. El académico del siglo III, Mi Huangfu, en su obra *Crónicas de los Emperadores*, describe a estas deidades con este cuerpo dual.
A lo largo del tiempo, la serpiente adquirió connotaciones negativas, especialmente durante la dinastía Tang (618-907), cuando se escribieron historias en las que la serpiente aparece con una imagen siniestra. Sin embargo, más tarde volvió a tener un carácter benevolente en la famosa leyenda de la «Serpiente Blanca», que narra cómo una serpiente antigua se transforma en una hermosa mujer para recompensar a un joven que la había ayudado en una vida anterior. Aunque se casaron, su felicidad no perduró debido a que habían transgredido las leyes naturales.
La serpiente también adquirió una connotación peyorativa cuando se usó para referirse a los rivales políticos. Durante la dinastía Tang, la emperatriz Wu Zetian (690-705) utilizaba este símbolo para señalar a sus enemigos, cambiándoles el nombre para incluir términos como «pitón» o «víbora».
Significado de la Serpiente en las Antiguas Civilizaciones de América Latina: Aztecas, Mayas e Incas
En Mesoamérica, las serpientes jugaron un papel crucial en la religión, la política y la sociedad. Desde la iconografía prehispánica, la serpiente adoptó diversas formas que, en cada contexto, representaban a un dios o a un gobernante. También simbolizaba la lluvia y la tierra.
Para los aztecas, la serpiente que aparece representada en las pirámides más importantes de México, Quetzalcóatl, o «serpiente emplumada», es responsable de la creación de la humanidad. Según las leyendas, Quetzalcóatl proporcionó al hombre el maíz, el pulque y el calendario. En náhuatl, «quetzal» significa «cola con plumas brillantes» y «cóatl» significa serpiente. En el calendario ritual mexica, el Tonalpohualli, el quinto marcador del día está representado por la serpiente. Quetzalcóatl también es conocido con el nombre de Ehécatl (el viento), encargado de transportar el agua en forma de nubes.
Entre los mayas, la serpiente es un ser celeste que trasciende el ámbito subterráneo al integrarse con el ave que habita en el cielo. Esto simboliza la capacidad de la serpiente para llevar al cielo la energía generadora de la tierra, que se convierte en una potencia fecundante cuando cae la lluvia. Kukulkán, la serpiente emplumada, es poderosa, capaz de caminar sobre el agua y la tierra, y está conectada con la energía solar. En sus pirámides pueden observarse figuras esculpidas de Kukulkán. Según la leyenda de Tzukán, miles de años atrás, durante una gran sequía en el imperio maya, el dios Chaac, señor de la lluvia, fue elegido para traer agua. Durante su recorrido, se detuvo a descansar en lo que pensó que era un tronco, pero en realidad era la serpiente Tzukán. Molesto, Chaac la tomó y la llevó al mar. La serpiente intentó quedarse en el mar, pero no pudo, ya que su deber era garantizar que siempre hubiera agua en los cenotes. Chaac la golpeó con un látigo, y al despedazarla, sus partes cayeron en forma de lluvia que llenó los cenotes.
En América del Sur, en las cordilleras de los Andes, se encuentra la serpiente mítica Amaru, símbolo unificador entre el mundo terrenal y el mundo espiritual. Sus raíces se encuentran en las culturas preincaicas, y se la concibe como una entidad poderosa, capaz de desplazarse entre los mundos subterráneo, terrenal y celestial. Amaru representa la deidad de la vida y la muerte, el orden y el caos, lo material y lo espiritual. Entre los incas, Amaru era especialmente importante y se entrelazó con la esencia de su identidad, apareciendo en su cosmología, rituales y vida cotidiana. También se asociaba con el agua, la fertilidad y la transición entre los mundos. Se la representaba como un ser de dos cabezas, que habitaba en aguas profundas y tenía el poder de causar terremotos y tempestades.
Como se puede observar, la serpiente ha tenido un lugar destacado en la cosmología, mitología y leyendas de los pueblos de China y América Latina.