Columna sobre Política y Relaciones Internacionales. 15 de julio de 2023

La Unión Europea, América Latina y China: El Efecto Eureka

Por Sergio Cesarin & Pamela Aróstica
Es indudable que el despliegue del renovado poderío chino hacia el mundo moviliza recursos, despierta voluntades, reconfigura alianzas, inquieta a líderes occidentales, reorienta estrategias y modifica percepciones tácticas y estratégicas por parte de actores estatales, comunidades de negocios e, incluso, moldea la opinión pública mundial dividiendo voces a favor o en contra. Bajo este escenario de reordenamiento global que China provoca, una nueva generación de conversos, particularmente en Europa y Estados Unidos, se ha dado cuenta como un efecto eureka, que el poder chino disperso por el orbe no es neutro a nivel político, social, económico y amenaza sus intereses. En América Latina y el Caribe (ALC), particularmente, la presencia de China a través de empresas, institutos de formación, redes académicas y medios de comunicación, ha incrementado su influencia en lo público y privado regional al provocar una profunda atracción sobre su exitosa trayectoria económica basada en un rígido sistema político unipartidista y epicentro de un orden “heliocéntrico” alrededor del cual giran naciones en desarrollo y desarrolladas; algunas en órbitas más cercanas y otras más lejanas.
Desde esta perspectiva, la III Cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) de Jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas los días 17 y 18 de julio de 2023, luego de un vacío de 8 años (la II Cumbre UE-CELAC se llevó a cabo el 2015), es un claro indicador de la simultaneidad de efectos eureka que China ha producido. En primer lugar sobre la misma Europa que ha modificado su posicionamiento global y sobre China; la Europa comunitaria parece querer recuperar un perdido status como “actor global” luego de atravesar profundas crisis económicas, desgajamientos como el Brexit y actualmente la guerra en Ucrania. El “despertar europeo” ha sido – y es – traumático; luego de décadas de intentar un modus vivendi con la Rusia de Putin, la permisividad de su avance hacia el oeste (la anexión de Crimea y la invasión a Ucrania) demostraron claramente el fracaso de la “estrategia de apaciguamiento” dejando en evidencia la vulnerabilidad y dependencia europea de gobernantes autocráticos, quienes en reiteradas ocasiones en la voz de estrategas e intelectuales exponían como parte del imaginario chino como “potencia emergente” con ansias de restauración, el “debilitamiento de la Europa comunitaria”, léase la OTAN.
El epicentro de este efecto eureka parece ser la Alemania de la ex Canciller Angela Merkel. La primera potencia económica europea y primer socio comercial de China en la Unión Europea parece despertar de su largo letargo y reconocer, mediante la publicación de su Strategy on China, la necesidad de combinar prudencia estratégica y garantías de seguridad (alimentaria y energética) con una pragmática gestión de negocios con el dragón asiático. Un enfoque que reafirma estrategias sobre de-risking (eliminación del riesgo a través de la restricción de vínculos con ciertas contrapartes, en lugar de gestionar el riesgo) pero no de-linking (la disociación consiste en desvincular un parámetro de otro). Para la Alemania post Merkel, China es ahora un competidor sistémico y un socio comercial de primer orden sobre el cual es necesario adoptar una nueva estrategia con el fin de preservar su “seguridad económica”: China ha cambiado, por lo tanto la visión sobre China también debe cambiar.
Otros países europeos comparten esta visión. Se han dado cuenta (como efecto eureka!) que China se ha vuelto más poderosa y asertiva en política exterior, controla sectores estratégicos en sus economías vía alianzas, fusiones y adquisiciones (Gran Bretaña) de empresas, circuitos logísticos críticos bajo el amparo de la BRI (Grecia) y, por su competitividad, amenaza sus intereses estratégicos en ALC. Complementa esta visión el efecto Eureka que proviene de Estados Unidos, el cual retroalimentan la noción de una “amenaza china”, aún más intimidante al apoyarse en la alianza “sin límites” con Rusia, integrando así una coalición de “Estados autoritarios” anti occidentales.
Por todo lo dicho la reacción europea y su revinculación con ALC, puede interpretarse desde varios ángulos. Revalorizar el interés por ALC como proveedor de materias primas, recursos minerales, energéticos, de seguridad alimentaria, sostener la institucionalidad democrática, contener el avance chino sobre gobiernos y líderes sociales, recuperar espacios de influencia cedidos por “distracción y/o desinterés” ante actores gubernamentales y no gubernamentales, y reafirmar la importancia de ALC en la lucha contra el calentamiento global y el deterioro medioambiental son factores asociados al cambio (quizás tardío frente al sostenido avance de China) en la perspectiva europea sobre la región. Un indicador del “redescubrimiento europeo” consiste en sus pretensiones por concretar la firma de un Acuerdo de Libre Comercio (ALC) entre la UE y el Mercosur. Un acuerdo que se está negociando desde hace poco más de dos décadas, aún sujeto a controversias por evidentes asimetrías económicas, diferenciales sobre desarrollo, presiones proteccionistas en materia agrícola en socios europeos y sectores industriales suramericanos, e imposición de estándares medioambientales que, según la UE, las “sociedades europeas” imponen a sus representantes; medidas que, intra bloque Mercosur tal como lo ha expuesto el Presidente Lula de Brasil, son consideradas inaceptables entre “socios estratégicos”, en consecuencia, si la UE no las modifica probablemente el acuerdo no sea aprobado por los parlamentos regionales.
Pese a los disensos económicos, ante la actual coyuntura global y regional sin dudas siguen vigentes mutuas aspiraciones sobre una más profunda interdependencia entre la UE y ALC, sin embargo, esta no se ha de lograr sosteniendo una reiterada narrativa europea (mantra) sobre desarrollo, democracia, valores humanos y lazos históricos; conceptos que hoy no seducen a decisores políticos y agentes económicos latinoamericanos en un contexto post pandemia de evidente empobrecimiento, aumento de la informalidad laboral, precariedad financiera, carencias sanitarias, e incremento en niveles de inseguridad ciudadana; reconocer estas condiciones así como la diversidad de intereses latinoamericanos, es un pre requisito para recuperar espacios perdidos de poder por parte de la Unión Europea. A ojos latinoamericanos, en general, China aparece como un socio más “eficiente” y pragmático en tanto avanza con proyectos de infraestructura, inversiones en sectores industriales, acuerdos en telecomunicaciones y planes de acción conjunto de cooperación en áreas claves China-CELAC desarrollados cada dos años; adicionalmente, China ha firmado varios Tratado de Libre Comercio (TLC) en la región, el más reciente con Ecuador.
Durante la última década, la Unión Europea ha perdido posiciones ante China en el plano de la divulgación cultural, y los estudios sobre la realidad europea con base regional en América Latina. En particular, se observa cómo han perdido protagonismo los centros de estudios europeos en los países latinoamericanos versus la prioridad otorgada a publicaciones e impulso a numerosos estudios sobre la realidad china en ALC. De esta forma, China ha ganado espacios de reconocimiento por medio de su soft power, cooptado intelectuales y difundiendo modelos e interpretaciones (posiciones oficiales) mediante pregoneros emisores de las bondades de un modelo autoritario de poder, caro a los oídos de movimientos de izquierda vernácula y partidos progresistas.  Ante este cuadro de situación, tal vez el “efecto eureka” europeo sirva para revertir procesos ofreciendo una versión “aggiornada”, no de la “vieja Europa” sino de una renovada Europa del siglo XXI que aún puede actuar como modelo a emular por los países latinoamericanos.
¿Aún hay tiempo?, Europa puede recuperar espacios perdidos aplicando una visión pragmática, adaptando una narrativa con ALC que no esté centrada en “valores y simbología” pretérita y difusa, sino asentada en bases reales que contemplen objetivos multinivel y mutidimensional conjunto (y no paternalista como en el pasado) sobre desarrollo compartido, impulso industrial, alianzas tecnológicas, apertura de mercados,  educación digital, know how, joint ventures e intercambio universitario entre otros puntos. Acciones concretas y sostenidas en el tiempo, que requerirán un trabajo de “base” más proactivo e inclusivo con actores subnacionales y actores no gubernamentales. En una región compleja donde las democracias no han resultado ser eficientes en términos de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, el discurso meramente axiológico puede sonar vacío. En síntesis, será bienvenida la Unión Europea del siglo XXI a la región mediante el diálogo, la concertación para enfrentar desafíos comunes y conjuntos, el impulso al desarrollo y la formación de recursos humanos; a muchos nos hubiera gustado un despertar, un efecto eureka más temprano, pero…más vale tarde que nunca.

 

Sergio Cesarin es Coordinador del Centro de Estudios sobre Asia del Pacífico e India (CEAPI) y Docente de la Maestría en Economía y Negocios con Asia del Pacífico e India de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) en Argentina. Master of Arts de la Universidad de Pekín, China.
Pamela Aróstica es Directora de la Red China y América Latina: Enfoques Multidisciplinarios (REDCAEM) e investigadora senior del Centro de Estudios sobre Asia del Pacífico e India (CEAPI) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) en Argentina. Doctora (PhD) en Ciencia Política de la Universidad Libre de Berlín, Alemania.

 


Politics and International Relations Column. July 15, 2023

The European Union, Latin America and China: The Eureka Effect

By Sergio Cesarin & Pamela Aróstica
There is no doubt that the deployment of China’s renewed power in the world mobilizes resources, awakens wills, reconfigures alliances, unsettles Western leaders, reorients strategies and modifies tactical and strategic perceptions on the part of state actors, business communities and even shapes world public opinion, dividing voices in favor and those against. Under this scenario of global reordering provoked by China, a new generation of converts, particularly in Europe and the United States, has suddenly realized, through an eureka effect, that the globally dispersed sources of Chinese power are not neutral at the political, social and economic level and that this phenomenon actually threatens their interests. In Latin America and the Caribbean (LAC), in particular, China’s presence through companies, training institutes, academic networks and the media has increased its influence in the public and private spheres of the region by provoking a profound attraction to its successful economic trajectory based on a rigid one-party political system and the epicenter of a «heliocentric» order around which developing and developed nations revolve; some in closer orbits and others farther away.
From this perspective, the III Summit between the European Union (EU) and the Community of Latin American and Caribbean States (CELAC) of Heads of State and Government in Brussels on July 17 and 18, 2023, after a gap of 8 years (the II EU-CELAC Summit was held in 2015), is a clear indicator of the simultaneous eureka effects that China has produced. First of all, on Europe itself which has modified its global positioning and on China; the EU seems to want to regain a lost status as a «global player» after going through deep economic crises, disintegration moments such as Brexit and currently the war in Ukraine. The «European awakening» has been – and is – traumatic; after decades of attempting a modus vivendi in co-existance with Putin’s Russia, the permissiveness of its westward advance (the annexation of Crimea and the invasion of Ukraine) clearly demonstrated the failure of the EU’s «strategy of appeasement», revealing the European vulnerability and dependence on autocratic rulers, who on repeated occasions – in the voice of strategists and intellectuals – exposed as part of the Chinese imaginary as an «emerging power» with a desire for restoration, the «weakening of the European Community», read NATO.
The epicenter of this eureka effect seems to be the Germany of former Chancellor Angela Merkel. Europe’s leading economic power and China’s first trading partner in the European Union seems to be waking up from its long lethargy and recognizing the need to combine strategic prudence and security guarantees (food and energy) with pragmatic business management with the Asian dragon. The publication of its Strategy on China is a case in point. This approach reaffirms strategies on de-risking (eliminating risk by restricting ties with certain counterparties, rather than managing risk) but not necessarily of de-linking (decoupling consists of uncoupling one parameter from another). For post-Merkel Germany, China is now a systemic competitor and a major trading partner for which a new strategy is needed, if the need to preserve Germany’s «economic security» is to be met. The new paradigm reads: China has changed, therefore the view on China must also change.
Other European countries share this vision. They have realized (Eureka!) that China has become more powerful and assertive in terms of its foreign policy, that it controls strategic sectors in their economies through alliances, mergers and acquisitions (Great Britain), critical logistic circuits under the umbrella of the BRI (Greece), further acknowledging that its competitiveness actually threatens their strategic interests in LAC. This vision is complemented by the Eureka effect coming from the United States, which reinforces the notion of a «Chinese threat», which is even more intimidating as it relies on an «unlimited» alliance with Russia, thus integrating a coalition of anti-Western «authoritarian states».
In view of the above, Europe’s reaction and its re-engagement with LAC can be interpreted from several angles. Revaluing its interest in LAC as a supplier of raw materials, mineral and energy resources and food security, sustaining democratic institutions, containing the Chinese advance on governments and social leaders, recovering spaces of influence ceded by «distraction and/or disinterest» to governmental and non-governmental actors, and reaffirming the importance of LAC in the fight against global warming and environmental deterioration are factors associated with the change (perhaps belated in the face of China’s sustained advance) in the European perspective on the region. One indicator of Europe’s «rediscovery» is its intention to sign a Free Trade Agreement (FTA) between the EU and Mercosur. This agreement has been under negotiation for a little more than two decades, still subject to controversies due to evident economic asymmetries, differentials on development, protectionist pressures in agricultural matters in EU partners and South American industrial sectors, and the imposition of environmental standards. These are the terms that «European societies» impose on their representatives, according to EU officials. These measures are critizised within the Mercosur block. As stated by President Lula of Brazil, such terms of negotiation are unacceptable between «strategic partners»; consequently, if the EU does not modify them, the agreement will probably not be approved by the regional parliaments.
Despite economic disagreements, in the current global and regional situation, mutual aspirations for a deeper interdependence between the EU and LAC undoubtedly remain valid, but this will not be achieved by maintaining a reiterated European narrative (mantra) on development, democracy, human values and historical ties; concepts that today do not seduce Latin American political decision-makers and economic agents in a post-pandemic context of evident impoverishment, increasing labor informality, financial precariousness, health shortages, and increasing levels of citizen insecurity; recognizing these conditions as well as the diversity of Latin American interests, is a prerequisite to recover lost spaces of power on the part of the European Union. To Latin American eyes, in general, China appears as a more «efficient» and pragmatic partner as it moves forward with infrastructure projects, investments in industrial sectors, telecommunications agreements and joint action plans of cooperation in key CHINA-CELAC areas developed every two years; additionally, China has signed several Free Trade Agreements (FTA) in the region, the most recent one with Ecuador.
Over the last decade, the European Union has lost ground to China in terms of cultural dissemination and regionally based studies on the European reality in Latin America. In particular, it can be seen how European study centers in Latin American countries have lost prominence compared to the priority given to publications and impulse to numerous studies on the Chinese reality in LAC. In this way, China has gained recognition through its soft power, co-opting intellectuals and disseminating models and interpretations (official positions) by means of heralding the benefits of an authoritarian model of power that resonates with certain vernacular leftist movements and progressive parties. Given this situation, perhaps the European «eureka effect» will serve to reverse processes by offering an «aggiornata» version, not one dating back to «old Europe» but one that responds to a renewed Europe of the 21st century, which can still act as a model to be emulated by Latin American countries.
Is there still time?, Europe can recover lost spaces by applying a pragmatic vision, adapting a narrative with LAC that is not centered on past and diffuse «values and symbolism», but based on real foundations that contemplate multilevel and multidimensional joint objectives (and not paternalistic as in the past) on shared development, industrial promotion, technological alliances, market opening, digital education, know-how, joint ventures and university exchanges, among other points. These are concrete and sustained actions, which will require a more proactive and inclusive «grassroots» work with subnational and non-governmental actors over time. In a complex region where democracies have not proven to be efficient in terms of improving the quality of life of their citizens, the merely axiological discourse may sound empty. In short, the European Union of the 21st century will be welcome in the region through dialogue, concerted action to face common and joint challenges, the promotion of development and the training of human resources; many of us would have liked to see an earlier awakening, an earlier eureka effect, but… better late than never.
Sergio Cesarin is Coordinator of the Center for Studies on Asia Pacific and India (CEAPI) and Professor of the Master’s Degree in Economics and Business with Asia Pacific and India at the National University of Tres de Febrero (UNTREF) in Argentina. Master of Arts from Peking University, China.
Pamela Aróstica is Director of the China and Latin America Network: Multidisciplinary Approaches (REDCAEM) and senior researcher at the Center for Studies on Asia Pacific and India (CEAPI) of the National University of Tres de Febrero (UNTREF) in Argentina. Doctor (PhD) in Political Science from the Free University of Berlin, Germany.