Columna sobre Economía, Comercio e Inversión. 1° de octubre de 2023

Inversiones chinas y europeas en proyectos energéticos en Argentina (2013-2023)

Por Iván Poza

En las dos últimas décadas China se ha alzado como un gigante con implicaciones globales. Por medio de transformaciones económicas y políticas que a la postre en el último medio siglo, le han llevado a posicionarse como segunda potencia económica mundial, desplazando a Japón y a los países de la Unión Europea con un crecimiento en su PIB de más del 37%. En la actualidad es un gran demandante de productos básicos lo que ha activado una vieja discusión sobre el modelo de desarrollo, apropiándose de una proporción mayor de la renta de actividades extractivas. No es gratuito, que el incremento de la demanda de combustibles sea uno de los más importantes commodities.

Durante décadas los países productores de energía de América Latina y el Caribe (ALC) realizaron concesiones a las petroleras internacionales, marcando los destinos de las exportaciones de la energía latinoamericana y la posterior nacionalización de los recursos naturales. Será a partir del año 2000 cuando las relaciones políticas, económicas, comerciales y culturales entre ALC y China mostrará un desarrollo sin precedentes. En particular, sobre el comercio de la energía entre China y la región, comportándose como socios estratégicos. El comercio energético bilateral entre China y los países de ALC entre los años 2000 y 2019 nos indica que la región se comporta como una auténtica suministradora de materias primas a la potencia asiática. En este sentido: ¿cuáles son los instrumentos que está utilizando China en la región y específicamente en Argentina?.

Para responder a esta pregunta, es necesario reseñar la importancia de mecanismos diseñados para incrementar las relaciones económicas, comerciales y políticas entre China y la región. Por ejemplo la Iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta del mandatario chino Xi Jinping en 2013, tiene como objetivos principales: i) la promoción de la cooperación pacífica y el desarrollo a nivel internacional, en igualdad y justicia; ii) propender hacia la paz y el desarrollo mundial y iii) el beneficio mutuo y ganancia compartida. En esencia, un modelo de cooperación transregional que conecta la política, el comercio, la institucionalidad, la cooperación bilateral, regional y multilateral. De hecho, ALC se proyectaría como una extensión natural de la Ruta Marítima de la Seda del siglo XXI.

Dentro del ámbito energético, el Primer Foro facilitó la continuidad del Plan de Cooperación de los Estados Latinoamericanos y Caribeños – China (2015-2019) que tenía tres motores fundamentales: el comercio, la inversión y la cooperación financiera con la finalidad de impulsar el desarrollo de varias industrias como la industria energética. Dicha cooperación en la esfera energética se vislumbra en: i) la Asociación Energética de la Franja y la Ruta; ii) el Banco Asiático de Infraestructuras; iii) el Fondo de la Ruta y la Seda, vinculada a la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (COSIPLAN). Siendo, en consecuencia, tres mecanismos de integración de infraestructuras más relevantes: a) la IIRSA; b) el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica y c) Petrocaribe.

Los proyectos energéticos forman parte del eje económico y buscan, por un lado, la complementariedad, que promueve la transformación tecnológica y la cooperación al desarrollo. Y por otro lado, la cooperación financiera con importantes inversiones como en los casos de Venezuela (más de UDS 62.000 millones de dólares), Brasil (USD 28.400 millones de dólares), Ecuador (USD 18.400 millones de dólares ) o Argentina (más de USD 10.000 millones de dólares).

Desde 2019 China es el mayor comprador de petróleo del planeta, con volúmenes de más de 10.100MMTN/día o 9.600MMbb/día. La traducción se refleja en un crecimiento económico vinculado estrechamente con la demanda de energía y su acceso a fuentes seguras de energía de suministro de petróleo. Además, de las relaciones con la seguridad nacional y la importancia estratégica, unido a la diversificación de reservas. Una de las consecuencias más evidentes se plasma en el “Plan de Energía de la nueva era de China”, que nos muestra la colaboración con más de cien países y regiones en el comercio de la energía, la capacidad industrial, el equipamiento, la tecnología y las normativas. De hecho, el comercio de energía entre China y ALC desde el año 2000 hasta la actualidad refleja un incremento de las exportaciones de más del 47% de la región al gigante asiático, Ecuador el 61%, Colombia el 65%, Brasil el 102%, Chile el 178% y Perú el 191%. El ingreso de divisas ascendieron a más de USD 31,735 miles de millones de dólares en 2020.

Algunos de los aspectos más destacados son los relativos a la Inversión Extranjera Directa (IED) mediante las fusiones y/o las adquisiciones, destacando más de USD 6.000 millones de dólares, correspondiendo el 70% a las fusiones, en particular en el sector eléctrico. China ha firmado varios acuerdos con los Estados de la región , destacando los memorándums con Argentina para incrementar las relaciones comerciales e inversiones en materias primas. Las relaciones entre China y Argentina se remontan a unos cincuenta años atrás, pero desde el punto de vista de la IED las relaciones confluyen al empalmar la economía argentina con el ingreso de China en el mercado mundial. Especialmente, la intensificación de las relaciones las presenciaremos durante el mandato de Néstor Kichner con la firma de un memorándum en el año 2004, observando un incremento de las exportaciones del 112%, llegando a ser en estas dos décadas el primer socio comercial de Argentina, desplazando a Brasil.

Por lo tanto habrá una priorización hacia proyectos energéticos y de infraestructuras, debido a que la energía es un negocio financiero y los beneficios se logran, entre otros, en la venta de equipos y la renta financiera. En particular, en materia de proyectos de infraestructura, Argentina es el país de la región donde más capital se ha invertido entre 2005-2019, con un monto de USD 30.618 millones de dólares, más que en Brasil,México y el Caribe. Un aspecto positivo, es que Argentina encuentra un mercado para sus productos estrella, mejorando su infraestructura y tecnología. El cierre de los mercados internacionales de capitales entre 2002-2015 para Argentina y ante la ausencia de un Banco de Desarrollo propio, provocó que China se convirtiera en un prestamista de última instancia. Unido a la caída del precio de los commodities en 2014 y la coyuntural crisis, obligó al país a reorientar su política hacia el capital financiero internacional para buscar su financiación. Sin dejar, por ello, la profundización en la búsqueda de capital e inversiones chinas, vía swaps o préstamos para grandes proyectos de infraestructura. De hecho, en 2014 la visita de Xi Jinping a Argentina supuso la profundización de las relaciones con la firma de varios convenios en distintas áreas como el sector petrolero, finanzas e infraestructura.

En el aspecto energético, a partir de la publicación de la Política Energética de China en 2012, se pone de manifiesto las intenciones de liderazgo en materia de suministro y aprovisionamiento de energía frente a la acelerada industrialización y urbanización del coloso asiático. Por consiguiente, en Argentina a partir de 2010 se llevan a cabo una serie de operaciones que tienen como principal consecuencia el desembarco del capital chino en materia de energia. Todo ello se traduce en la compra por parte de China National Overseas Oil Corporation (CNOOC) del 50% de Bridas Corp por USD 3.300 millones de dólares, a la vez que adquiere el 40% de Pan American Energy ( PAE ). Por otro lado, SINOPEC, se hizo con los activos de Occidental Petroleum por USD 2.450 millones de dólares, pasando a explotar el yacimiento de La Ventana (Mendoza), junto a las explotaciones en Santa Cruz y Chubut. De igual modo, varias operaciones en asociación con la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en Vaca Muerta (Neuquén). Junto a distintos proyectos en las represas hidroeléctricas en Santa Cruz y de los ferrocarriles que unirán centros extractivos petrolíferos.

Las principales inquietudes que se han generado en torno a la expansión de la IED china en la región y en Argentina, están relacionadas con la reprimarización, y dejar de lado a la industria petrolera en sustitución de los proyectos de energía verde y el sistema eléctrico, así como el impacto medioambiental de las actividades desarrolladas sobre los territorios de la región. A partir de 2015 se observa la tendencia de concentración de capitales de las empresas chinas en el sector extractivo del petróleo y gas. Unido a que China se ha convertido gracias al Banco de Desarrollo de China y Chemix en uno de los principales acreedores de la región. De modo que comenzó a producirse un canje de deuda soberana por el acceso a los recursos naturales que podían ser potencialmente útiles. Esa necesidad de China por los “commodities” ha llevado a un explícito interés por los recursos naturales de ALC. En base a la CEPAL, las inversiones chinas se concentran en los sectores del petróleo y gas; infraestructura y telecomunicaciones, y la provisión de energía.

Para concluir algunas reflexiones: i) las inversiones procedentes de China, en esencia, se concentran en las actividades extractivas, hasta el año 2010 que supone un punto de inflexión; ii) el sector terciario tiene como misión el apoyo al sector extractivo; iii) los pagos por la adquisición y/o licencia de explotación de los recursos naturales, ante la necesidad de infraestructura; iv) casos de inversiones para el “pase de manos”; v) una reducida transferencia de tecnología; vi) la reprimarización productiva ante la reorientación de los recursos de una economía hacia actividades de menor contenido de valor agregado que limita las posibilidades que permitan el desarrollo de las transformaciones estructurales productivas. De igual modo, China afianza su proceso de modernización y su rol como gran potencia, redoblando la demanda de porductos primarios y derivados; vii) por último, la cooperación entre los países de la región y China se puede ver como unas relaciones asimétricas y de nueva dependencia, cambiando de “hegemón” y siendo una región exportadora neta de recursos primarios.

 

Iván Poza es Profesor en el Departamento de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Alicante.