Columna sobre Geopolítica y Geoestrategia, 1 de noviembre de 2019

Financiamiento chino para proyectos de infraestructura en América Latina: retos y oportunidades

Por Jorge Moreno

América Latina, con un territorio extenso y geográficamente accidentado, tiene diversas necesidades de inversión en infraestructura para el desarrollo, la cual comprende carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, oleoductos, centrales eléctricas y redes de comunicaciones. Los proyectos de infraestructura tienen la particularidad que permiten dinamizar la economía, al incrementar el rendimiento de los factores de la producción y reducir los costos del transporte; a su vez, generan un elevado impacto social, permitiendo la movilización de las personas para asistir a la escuela, centros de salud, realizar sus actividades productivas e integrarse al mercado.

El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), en el Reporte IDEAL 2017: Infraestructura para el desarrollo de América Latina (2018), indica que las necesidades de inversión de infraestructura en la región se estiman en 5% del PIB. A su vez, Kemper (2015) en el artículo Cómo cerrar la brecha de infraestructura, nos precisa que en América Latina la infraestructura se financió en un 70% con fondos públicos, 20% con recursos privados y 10% con donaciones. Tradicionalmente en América Latina, los proyectos de infraestructura han sido financiados por la banca de desarrollo, lo cual efectivamente ha permitido concretar importantes inversiones, sin embargo, como la demanda ha sido superior a la oferta, persisten sin atender diversas necesidades de financiamiento de proyectos de infraestructura. La importancia de la infraestructura para el desarrollo se ve reflejado en el hecho que la Organización de Naciones Unidas (2015) estableció que una de las metas de los objetivos de desarrollo sostenible es: “desarrollar infraestructuras fiables, sostenibles, resilientes y de calidad, incluidas infraestructuras regionales y transfronterizas, para apoyar el desarrollo económico y el bienestar humano, haciendo especial hincapié en el acceso asequible y equitativo para todos” (9° objetivo, primera meta).

Frente a esta situación, en América Latina existe la imperiosa necesidad de buscar fuentes alternativas de financiamiento para proyectos de infraestructura para el desarrollo, los cuales por su naturaleza comprenden inversiones importantes y requieren ser ejecutados a la brevedad. Se trata de proyectos cuyos montos son significativos, representan medianos períodos de inversión y prolongados períodos de funcionamiento, y en algunos casos se trata de proyectos que generan bajos retornos económicos y alta rentabilidad social. En esas circunstancias, China aparece como una importante fuente de financiamiento potencial para proyectos de infraestructura para el desarrollo. Considerando sus excedentes monetarios producto de su comercio exterior, cuenta con la capacidad financiera de colocar préstamos transfronterizos, a tal punto que a nivel mundial se ha constituido en el principal prestamista para este tipo de proyectos. Horn, Reinhart y Trebesch (2019), en el artículo China’s Overseas Lending, señalan que en el año 2000 los préstamos chinos representaron el 1% del PIB mundial, mientras que el año 2018 ascendieron al 6% del PIB mundial; a su vez señalan que 50 países tienen deudas con China, las cuales equivalen en promedio al 17% de su PIB.

En los últimos veinte años, China ha otorgado financiamiento para proyectos de infraestructura de varios países, especialmente para países asiáticos que forman parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta; una de las condiciones es que las obras sean ejecutadas por empresas constructoras chinas, debido a la falta de capacidad y experiencia de las empresas constructoras locales en proyectos de envergadura, entre otros factores. El financiamiento chino para inversiones de infraestructura para el desarrollo en América Latina presenta una serie de oportunidades y desafíos. La principal oportunidad es el acceso a financiamiento de montos significativos para proyectos que tienen el potencial de generar prosperidad económica y progreso de la sociedad. Otra oportunidad relevante es la capacidad y experiencia de empresas constructoras chinas para ejecutar proyectos de infraestructura de gran envergadura. Y una tercera oportunidad es el acceso a tecnología avanzada, siendo clave lograr un puente de transferencia tecnológica de China hacia la región para estimular una mayor industrialización.

Entre los desafíos destaca que será necesario conseguir que nuestros países cuenten con proyectos de infraestructura debidamente elaborados, lograr transparencia y rectitud en el manejo de los recursos, obtener condiciones adecuadas y equitativas del financiamiento, asegurar que los proyectos contribuirán a la preservación del medio ambiente, así como tender a que la infraestructura brinde condiciones para apoyar un proceso de industrialización. No se debe perder de vista que el tema de la deuda es muy sensible en la región, por las malas experiencias de la crisis de la deuda de los años ochenta y noventa.

Actualmente la situación política interna en América Latina enfrenta un punto de inflexión, dado la decepción frente a las políticas establecidas, el estancamiento del desarrollo económico y niveles mínimos de crecimiento. Ello está generando en varios países de la región, el resquebrajamiento del bloque de fuerzas sociales y políticas. América Latina no ha logrado adaptarse a los cambios y desafíos de la globalización económica, con una nueva estructura económica mundial y alta competitividad internacional. En este contexto, resulta indispensable contar con una infraestructura que permita darle mayor dinamismo a la economía.

En este escenario, el financiamiento chino para proyectos de infraestructura para el desarrollo se presenta como una opción viable, capaz de imprimir una nueva dinámica en las economías latinoamericanas, que permita reactivar el crecimiento y reducir la dependencia de la exportación de commodities. Como toda operación de endeudamiento, cada país tendrá que evaluar las condiciones, beneficios y riesgos, a fin de decidir si tomará préstamos chinos para financiar sus inversiones en infraestructura para el desarrollo, en el interés de lograr el mejor resultado y prosperidad para sus pueblos.

Jorge Moreno es Profesor de la Universidad de Lima. Master en Estudios Internacionales del King’s College London, University of London.