Columna sobre Género, 1° de octubre de 2018
Figuraciones de la mujer ‘china’ en América Latina
Por Maria Montt Strabucchi
En el video ¿Qué es Chile? publicado por Marca Chile (2018) es posible observar, probablemente apelando a procesos de multiculturalismo y respondiendo a la importancia de China como socio comercial para el país, a una mujer chilena – cuyos rasgos físico delatan su origen asiático pero que habla y actúa como ‘chilena’– , en conversación con una mujer china – a la que reconocemos por su uso del idioma chino mandarín y que es representada como ‘asiática’, entre otros, por medio del tipo de comida que consume-. Aunque el video apela a un sentimiento de identidad nacional basado en la diversidad, es posible observar el uso de estereotipos tradicionales para lo que aquí nos atañe: la mujer ‘china’. Asimismo, es posible observar la confluencia y reduccionismo de lo ‘chino’ a ‘asiático’ u ‘oriental’, como ocurre en distintos países latinoamericanos. Esto se observa tanto en la pronunciación del español de la mujer china, como por el hecho de que la conversación entre ambas tiene lugar en un lugar reconocible como ‘asiático’, mientras música ‘oriental’ suena de fondo. Recurriendo a estereotipos, el video pareciese tomar en consideración la histórica migración asiática a Chile. Aunque el contexto del video no parece poner un valor positivo o negativo al grupo étnico, y más bien celebra la migración en cuanto celebración de diversidad, lamentablemente aún es posible encontrar diferenciaciones entre distintos tipos de migrantes. En este contexto, y como ha explicado Carol Chan para el caso chileno, es posible encontrar diferenciación entre los distintos tipos de inmigrantes, en tanto inmigrantes ‘buenos’ y ‘malos’, lo que contribuye a discursos de xenofobia y racismo. En este sentido, el uso de estereotipos en la representación del otro asiático/chino tampoco contribuye a una mayor integración dentro, y más allá de los países. En la medida de que se incorpora a personas que se ven diferentes en los discursos multiculturales en cuanto son percibidos y representados como ‘distintos’ – por ejemplo, el contraste basado en la diferencia entre la mujer ‘chilena’ y ‘china’ en el video de Marca Chile es explícito-, el éxito de una verdadera integración y multiculturalidad se encuentra en peligro. Esto es algo que vemos se repite en los distintos medios de comunicación, en avisos publicitarios, o en el cine, entre otros. Desde esta perspectiva, el video mencionado se vuelve valioso en cuanto nos lleva a una reflexión sobre la presencia de los chinos y de la mujer china, tanto en Chile como a nivel latinoamericano y global.
Así como toda representación y su relación con los imaginarios, las representaciones audiovisuales de lo asiático tienen efectos profundos en cómo luego se piensa y relaciona lo que es efectivamente Asia, lo asiático y lo chino. Los riesgos de los discursos del ‘peligro amarillo’ siguen latentes, sobre todo en el marco de los discursos raciales, así como la presencia de estereotipos clásicos, que refuerzan miradas sobre que es lo ‘chino’, así como lo asiático en general. Y aunque no es posible encontrar a un responsable de la esencialización de lo ‘oriental’, es necesario estar alerta a las maneras en que un uso estratégico de lo ‘chino’ se puede volver estereotipante y racista. Para un intercambio cultural profundo entre China y las Américas, así como con el mundo en general, es necesaria una continua reflexión sobre los racismos que informan nuestras expresiones y medios a diario. Es por esto que es necesario pensar más allá de los binarismos Oriente/Occidente o ellos/nosotros de manera de brindar agencia a la figura china en la representación. Esto, no obstante, no es fácil, como muestran las distintas discusiones y comentarios en torno a la exitosa película Crazy Rich Asians (2018), donde (casi) todos los actores son asiáticos, y no siendo la minoría, como tradicionalmente ocurre en el cine masivo.
Pero, aunque sea difícil, un proceso profundo y genuino de multiculturalismo e interculturalidad debe brindar agencia a todos los miembros de la población, especialmente a aquellos a quienes les ha sido tradicionalmente negada. Usando como ejemplo literatura contemporánea latinoamericana, solo una minoría de las novelas que tratan sobre temas chinos incluyen efectivamente a mujeres como protagonistas, contribuyendo a denunciar la centralidad en torno a la figura china masculina en el imaginario de China en América Latina. En películas de ficción vemos algo de mayor diversidad, como es posible de observar en Argentina en El futuro perfecto de Nele Wohlatz (2016), Un cuento chino (Sebastián Borensztein, 2011) o La Salada (Juán Martín Hsu, 2014); aunque se mantiene latente el uso de recursos que refuerzan estereotipos de China y lo chino en América Latina como vemos en múltiples avisos comerciales. En su mayoría, es poco lo que figura la mujer china en representaciones de lo chino en América Latina, a pesar de que durante en las últimas décadas la migración de mujeres chinas a la región ha sido muy fuerte, formando parte de la creación de vínculos sociales y económicos entre ambas regiones, así como su incorporación en redes de economía popular, entrelazados entre las dinámicas globales y espacios locales, como estudia Ximena Alba Villalever para el caso de México.
Con atención a las diferencias entre los distintos países latinoamericanos y, de la misma manera, atentos a los puntos en común entre estos países y en diálogo con el escenario global, la representación de lo ‘chino’ así como de la mujer china nos llama a estar atentos a las confluencias e intersecciones entre construcciones de educación, género y raza, así como de identidad y comunidad. En otras palabras, la manera en que se representa a las mujeres chinas acusa tanto las maneras en que nuestras sociedades piensan y representan a las mujeres, así como valora y evalúa a la comunidad y las personas en general. Aunque un discurso de multiculturalismo e interculturalidad puede contribuir a una mayor integración, el recurrir a visiones reduccionistas en la manera de representar al ‘otro’ mantiene, e incluso refuerza, la diferenciación entre un ‘ellos’ y un ‘nosotros’ que en nada contribuye a una visión más armónica de la sociedad, y levanta barreras a los procesos de inclusión y dinámicas transnacionales que sobrepasan los límites de los estados nacionales, cada día más inevitable y profundo.