Columna sobre Historia y Relaciones Culturales. 1° de Mayo de 2025

El Ascenso de China y los Dilemas de América Latina

Por Glauber Lopes Xavier
Cuando los portugueses y españoles llegaron a las Américas, China ya era un antiguo imperio, caracterizado por pujantes prácticas comerciales y un vasto legado histórico debido a sus invenciones materiales y culturales. La conquista del continente americano inauguró un largo período durante el cual Europa ocuparía un lugar privilegiado en el sistema-mundo, mientras que Oriente perdería, paulatinamente, su protagonismo. En el llamado «viejo mundo» —denominación con la cual disiento— nacía el Estado moderno y se sucedían guerras motivadas por proyectos expansionistas, pero también por razones religiosas. Mientras tanto, China dormía, y en el siglo XIX sería profundamente sacudida por las ofensivas provenientes del Imperio británico. Las dos guerras del opio marcaron el clímax de los conflictos en las relaciones sino-británicas y desvelaron la barbarie a la que estaba sometida la población china.
En la misma época se consolidaban los Estados nacionales latinoamericanos, cuya independencia se inició ya en los albores del siglo XIX. La formación de estos Estados estuvo marcada por la existencia de mitas y encomiendas en las excolonias españolas y por la trata de esclavos en la excolonia portuguesa. Es decir, tales mecanismos cimentaron la formación cultural y económica de estas sociedades, y fueron fundamentales para los proyectos coloniales que se instalaron en sus territorios. La constitución de las élites nacionales latinoamericanas y el patrón de acumulación que se instauró en sus economías derivaron de tales fundamentos, lo que permite entender por qué nuestras sociedades son marcadamente dependientes y periféricas.
Durante la primera mitad del siglo XX, y frente a serias dificultades impuestas por el escenario internacional, algunos países latinoamericanos emprendieron proyectos de industrialización y lograron cierto éxito. Sin embargo, pronto se verían sometidos a la coerción ideológica y económica de Estados Unidos, mientras China, con valentía, se liberaba de toda forma de dominio extranjero y emprendía un gigantesco proyecto revolucionario. La revolución liderada por Mao Zedong en 1949 provocó transformaciones esenciales en la sociedad china y permite comprender, al menos en parte, el carácter híbrido del actual «socialismo de mercado» o «socialismo con características chinas». Esta revolución otorgó a la nación una autonomía política sin la cual no es posible superar la condición de dependencia. Más aún, se convirtió en un faro para el entonces denominado Tercer Mundo, del cual formamos parte.
La ausencia de un pasado imperial, autónomo y autorreferencial, como el que caracterizó al Reino del Medio, quizás permita comprender las razones por las cuales no hemos sido capaces de superar la dependencia. La historia de América Latina es la historia de sucesivas capitulaciones ante las potencias europeas y ante la potencia norteamericana, aunque conviene hacer una observación: el ascenso chino, iniciado a finales de los años 70 pero acelerado en las últimas décadas, asociado a otros fenómenos, ha transformado sustancialmente el orden global. Ha sido capaz de evidenciar que la arquitectura institucional creada en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial ya no responde a las urgentes demandas globales, señalando la emergencia de un mundo multipolar, al cual América Latina se ha integrado con creciente relevancia. Basta con considerar la importancia de sus economías en los grandes proyectos de inversión liderados por China, así como su relevancia comercial y política en la configuración global en curso, la cual exige de nosotros, investigadores, una mirada más atenta, lo menos motivada posible por las viejas trampas del mundo de la Guerra Fría.
No se trata de una nueva Guerra Fría, sino de un mundo multipolar en el que China ocupa un lugar especial y con el cual podemos integrarnos cada vez más para garantizar un nuevo orden más equitativo en sus resultados y más pacífico.

 

Glauber Lopes Xavier es Profesor Adjunto del Departamento de Economía de la Universidad Estatal de Goiás, Doctor en Sociología por la Universidad Federal de Goiás (UFG) no Brasil e integrante de REDCAEM.

 


Coluna sobre História e Relações Culturais. 1º de maio de 2025

A Ascensão da China e os Dilemas da América Latina

Por Glauber Lopes Xavier

 

Quando portugueses e espanhóis chegaram às Américas, a China já era um velho império, marcado por pujantes práticas comerciais e um enorme legado histórico por suas invenções materiais e culturais. A conquista das Américas inaugurou um longo período em que a Europa ocuparia lugar privilegiado no sistema-mundo, ao passo que o Oriente perderia, aos poucos, seu protagonismo. No chamado “velho mundo” — definição com a qual não concordo — nascia o Estado moderno e se sucediam guerras intestinas motivadas por projetos expansionistas, mas também por razões religiosas. Enquanto isso, a China adormecia e seria, no século XIX, duramente abalada pelas ofensivas provenientes do Império Britânico. As duas guerras do ópio marcaram o auge dos conflitos nas relações sino-britânicas e descortinaram a barbárie à qual a população chinesa estava submetida.
Na mesma época se consolidavam os Estados nacionais latino-americanos, cuja independência teve início já na aurora do século XIX. A formação desses Estados foi marcada pela existência das mitas e encomiendas nas ex-colônias espanholas e do tráfico negreiro na ex-colônia portuguesa. Ou seja, tais expedientes ancoraram a formação cultural e econômica dessas sociedades e foram indispensáveis para os projetos coloniais que se estabeleceram em seus territórios. A formação das elites nacionais latino-americanas e o padrão de acumulação que se instaurou em suas economias decorreram desses fundamentos, o que permite compreender por que nossas sociedades são marcadamente dependentes e periféricas.
Durante a primeira metade do século XX, e diante de sérias dificuldades impostas pelo cenário externo, alguns países latino-americanos empreenderam projetos de industrialização e lograram relativo êxito. Em breve se veriam, contudo, sob a coerção ideológica e econômica norte-americana, enquanto a China corajosamente se desfazia de qualquer domínio estrangeiro e empreendia um gigantesco projeto revolucionário. A revolução liderada por Mao Zedong em 1949 promoveu transformações essenciais na sociedade chinesa e permite compreender, ao menos parcialmente, o caráter híbrido do atual “socialismo de mercado” ou “socialismo com características chinesas”. Ela investiu a nação de uma autonomia política sem a qual não é possível superar a condição de dependência. Mais ainda, tornou-se um farol para o então chamado Terceiro Mundo, do qual fazemos parte.
A ausência de um passado imperial, autônomo e autorreferente, como aquele que marcou o Reino do Meio, talvez permita compreender as razões pelas quais não fomos capazes de superar a dependência. A história da América Latina é a história de sucessivas capitulações diante das potências europeias e da potência norte-americana, embora seja necessário fazer uma observação: a ascensão chinesa, iniciada no final dos anos 1970, mas impulsionada nas últimas décadas, associada a outros fenômenos, tem alterado substancialmente a ordem global. Ela tem sido capaz de mostrar que a arquitetura institucional criada no pós-Segunda Guerra não dá conta das urgentes demandas globais, apontando para a existência de um mundo multipolar, ao qual a América Latina tem se integrado com importância cada vez maior. Basta considerar a relevância de suas economias para os grandes projetos de investimento liderados pela China, sua importância comercial e política para a configuração global em curso, a qual conclama a nós, estudiosos, um olhar mais cuidadoso, o menos motivado possível pelas velhas armadilhas do mundo da Guerra Fria.
Não se trata de uma nova Guerra Fria, mas de um mundo multipolar no qual a China ocupa um lugar especial e com o qual podemos nos integrar cada vez mais, a fim de garantir uma nova ordem mais equitativa em seus resultados e mais pacífica.
Glauber Lopes Xavier é Professor Adjunto do Departamento de Economia da Universidade Estadual de Goiás, Doutor em Sociologia pela Universidade Federal de Goiás (UFG) no Brasil e integrante da REDCAEM.