Columna sobre Género. 8 de marzo de 2022
Dos momentos, dos impulsos del #MeToo en China: Zhou Xiaoxuan y Peng Shuai
Por Lorena Marchant
Con motivo del 8 de Marzo – Día Internacional de la Mujer, es interesante hacer alguna reflexiones sobre dos impulsos claves del movimiento Me Too en China. El movimiento Me Too surgió en Estados Unidos el 2017, se globaliza y viraliza por medio de redes sociales, alcanzando e impactando también a China un año después. La pionera de este movimiento fue Zhou Xiaoxuan, guionista china conocida por su seudónimo de Xianzi, quien decidió compartir en WeChat el apoyo a una amiga cercana quién había sido víctima de violación. Allí relató como uno de los presentadores más famosos del país, Zhu Jun, la acosó sexualmente. Cuando su amiga Xu Chao compartió su testimonio en su cuenta pública de weibo, este se volvió viral y Xianzi pasó a convertirse en la defensora más destacada del movimiento Me Too en China.
Dos elementos centrales proporcionaron el ambiente propicio para que este caso adquiriera notoriedad pública, el primero es que para aquel entonces los medios chinos seguían la trayectoria del movimiento #metoo en Estados Unidos y en su discurso aludían con frecuencia a los conceptos de acoso y abuso sexual. Por otra parte el hombre acusado por Xianzi, era un célebre actor y presentador de la televisión china, por lo que este caso fue de especial relevancia considerando la imagen pública de “intachable” reputación de Zhu Jun.
A fines del año 2021, el movimiento #metoo tuvo un segundo impulso, cuando la deportista de élite china, la jugadora de tenis Peng Shuai declaro haber sufrido agresión sexual y coerción por parte del ex-Viceministro y miembro del Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista Chino, Zhan Gaoli. Este caso adquirió trascendencia debido a la reputación de los involucrados, una estrella del tenis chino y un personero gubernamental que ostentaba en aquel entonces, una posición de poder de alto nivel en el ámbito político. Como ambos poseían un alto grado de credibilidad, la salida a la luz pública de las revelaciones de Peng, provocaron un gran impacto mediático, en la opinión pública, los medios de comunicación, en el ambiente político y en la comunidad internacional. En la actualidad, desde la Asociación de Tenis Femenino WTA, hasta la portavoz de Derechos Humanos de la ONU, han solicitado que se esclarezca la situación sobre el paradero de Peng Shuai y que se abra una investigación sobre las acusaciones de agresión sexual denunciadas por ella. Las autoridades han guardado un hermético silencio respecto del paradero de la tenista, haciendo caso omiso de las solicitudes de un pronunciamiento al respecto.
El movimiento Me Too en China desafía muchos más obstáculos en comparación a otras partes del mundo, se trata de un movimiento voluntario y espontáneo, que surge al alero de las redes sociales y que no cuenta con una estructura tangible, ni con algún tipo de apoyo económico. El escenario político le es adverso, porque condiciona y restringe las libertades civiles y el activismo, perpetúa el status quo y el silencio. China sigue pensando como una sociedad patriarcal, permaneciendo aferrada a los cánones tradicionales, en los que el hombre disfruta de una posición más poderosa que la mujer, porque debe cumplir misiones más importantes como “conducir los destinos de la nación” y proveer a la familia, la mujer -en cambio- se encarga de la crianza de los hijos. Por último, se observa que la brecha de género existente es un factor que sabotea el empoderamiento y la independencia económica de la mujer china, por ende perpetúa una posición más débil.
Resulta sustantivo destacar los principales aspectos que caracterizan al movimiento Me Too en China. 1) Carácter voluntario: El movimiento #metoo nace y se desarrolla como un movimiento voluntario de carácter espontáneo. Cientos de mujeres chinas conectadas a través de internet, encuentran en la red un espacio donde pueden expresar sus sentimientos, temores y experiencias muchas veces amparadas en el anonimato, condición que les ofrece la libertad de manifestarse sin tapujos para contar los traumas que han marcado sus vidas. La red le ofrece a este grupo el apoyo que el sistema jurídico y social no les ha brindado. Aquí las mujeres han encontrado solidaridad, comprensión y consuelo. En este espacio es que las mujeres chinas han manifestado sus demandas de justicia, y que aún no pueden hacer efectivas en el sistema legal nacional. Las une el sentimiento de estar sometidas a una sociedad patriarcal y tradicional en el que no se atreven a hablar, porque -de hacerlo- pagarían un alto costo. Predomina la idea de que no les van a creer, debiendo vencer el estigma de “culpar a la víctima».
2) Contexto político: En China está prohibido el activismo político, se practica la censura en las redes sociales, han desaparecido cuentas personales y se han aplicado bloqueos o censura. La periodista del diario español El País, Ana Fuentes, lo subraya en una columna que titula “China un Me Too aún más valioso”. Allí plantea que el movimiento chino ha despertado una reacción social inusitada “(…) para un país donde el activismo puede pagarse con la cárcel”. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los países occidentales, en donde la mujer tiene la posibilidad de manifestarse abiertamente y donde la lucha por los derechos tiene un espacio garantizado y legítimo. El carácter autoritario de la forma de gobierno en China, se traduce en un poder político fuerte de carácter tradicional, que ha estado marcado por la presencia consuetudinaria de los hombres en los cargos de representación política, observándose una histórica ausencia de mujeres en este espacio. De hecho, no hay ninguna mujer en el Comité Central y solo dos entre los 25 miembros del Politburó, lo que representa un escuálido 8%.
3) Idiosincrasia: China sigue siendo un país profundamente patriarcal, la igualdad de género está lejos de alcanzarse. Los hombres siguen usufructuando de posiciones de poder en sus trabajos y de autoridad en la política, en tanto que el papel de la mujer sigue estando relegado a la familia y los hijos. Aún hay empresas que no contratan mujeres en edad fértil para trabajar y si trabajan deben enfrentar la desigualdad de salarios. Las mujeres siguen asumiendo los costos y las cargas económicas del cuidado del hogar y los hijos, y en muchas ocasiones el trabajo fuera de casa.
4) Asimetría y desigualdad: La tasa de participación de la fuerza laboral en la economía china es equitativa, con un 50 % de hombres y 50 % de mujeres que trabajan. Sin embargo existe un desequilibrio respecto del ingreso percibido por las mujeres, ya que por realizar el mismo tipo de trabajo o función las mujeres siguen ganando menos. La brecha de género también se observa respecto del desempeño en los cargos de mandos medios y altos, dado que las mujeres no son consideradas para ocupar puestos directivos, y la representación femenina es mínima tanto en el sector público como privado.
De acuerdo al Índice Global de Brecha de Género 2020, a pesar de que China ha disminuido la brecha de género, se sitúa en el lugar 106 de 153 en el ranking de Brecha de Género, con importantes diferencias respecto de la participación económica y acceso a recursos entre hombres y mujeres. A lo anterior, se suma el contraste entre el discurso del gobierno chino, en las que insiste en que el rol femenino es “motor del crecimiento y desarrollo económico y progreso social del país”, sin embargo, las limitaciones y desigualdades que enfrentan las mujeres en el mercado laboral y en su situación de vida, siguen siendo preocupantes. Los casos de Zhou Xiaoxuan y Peng Shuai no solo han constituido un importante impulso para mantener vivo el movimiento Me Too en China, sino que también le han proporcionado la energía para ir desafiando al sistema y proponer nuevos caminos.
Lorena Marchant es Magíster en Estudios Internacionales en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.
Nota: Agradecimiento de la autora al Dr. Hernán Gutierrez Bermedo (Q.E.P.D.), quien fue un destacado Profesor en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.