Serie Especial COVID-19. Columna sobre Género, 1° de febrero de 2021

¿Cuál es el impacto del COVID-19 en el trabajo femenino en Latinoamérica?

Por Lorena Marchant

La crisis generada por el COVID-19 ha traído consecuencias de carácter multidimensional, principalmente de tipo sanitarias, sociales y económicas. Las cuarentenas y el confinamiento han impactado negativamente en la actividad productiva y el mercado laboral ha evidenciado altos índices de pérdida de empleo. Pero, este aumento en el desempleo no ha afectado a todos por igual y existe un segmento de la población que ha sufrido con mayor magnitud el impacto de la crisis provocada por el COVID-19, ¿cuál es el impacto del COVID-19 en el trabajo femenino en Latinoamérica?. Existe una abrumadora evidencia de que las mujeres han experimentado un mayor impacto en términos laborales. Se calcula que la pandemia dejará en Latinoamérica a 118 millones de mujeres y niñas en la pobreza, esto debido a que los rubros más afectados por las medidas para controlar el brote de la infección afectan a los sectores del comercio (minorista), el trabajo doméstico, el sector manufacturero, el turismo, los servicios administrativos e inmobiliarios y el sector salud, todos sectores donde la mayoría de los trabajadores son mujeres. De acuerdo a cifras de la CEPAL/OIT, se estima que 8 de cada 10 mujeres en Latinoamérica laboran en los sectores de hotelería, comercio y servicios. (ONU-Mujeres, 2020).

Además las empresas de mujeres se concentran en sectores muy afectados como los sectores agropecuario, textil y confección, dado que el confinamiento sumado a las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias, han implicado limitaciones al comercio, con horarios y aforos restringidos e incluso cierre de tiendas. De esta manera, muchas micro y medianas empresas que no han sido capaces de adaptarse a las modalidades del comercio electrónico, no han podido sobrevivir y las que no han cerrado todavía, han visto disminuir sus ingresos de forma alarmante.

Diversos estudios indican que las mujeres en América Latina trabajan más que los hombres, ya que su carga de trabajo es doble: por una parte afuera por una remuneración y por otra parte dentro de la casa para atender las necesidades del grupo familiar. En base a un estudio de ONU-Mujeres (2020), se estima que antes de la crisis, las mujeres latinoamericanas dedicaban tres veces más de tiempo a las labores no remuneradas que los hombres. Y es importante reconocer que la pandemia, de una u otra forma, ha provocado un aumento en las horas que dedican al trabajo no remunerado en el hogar. Adicionalmente como consecuencia del no funcionamiento de colegios, jardines infantiles, guarderías y universidades, se ha sumado un trabajo adicional con el aumento del tiempo dedicado al cuidado de los integrantes de la familia, en especial de los niños junto al cuidado de adultos mayores y personas dependientes, además de no poder contar con ayuda externa por el riesgo de contagio y dificultades de movilización y cumplimiento de horarios.

Esta inequitativa distribución de las responsabilidades en el hogar ha contribuido a exacerbar la desigualdad entre hombres y mujeres, ya que reduce la independencia económica de la mujer, restringe las posibilidades de trabajar, de buscar trabajo y aumenta la incidencia de los trabajos precarios, temporales o de medio tiempo. Todas estas situaciones se han visto más agudizadas como efecto de la pandemia. En este contexto el COVID-19 ha agudizado las desigualdades de género, ha vulnerabilizado la situación laboral de las mujeres, acentuando la inequidad salarial y la precariedad laboral. En este sentido, en base a un estudio de la CEPAL/OIT (ONU-Mujeres, 2020), las mujeres están perdiendo los empleos a un ritmo mucho mayor en comparación a los hombres, por ejemplo: se calcula que la tasa de desocupación de las mujeres en la región será de 15,2% para el año 2020, casi 6 puntos porcentuales más con respecto al año 2019. Los mayores indices de pobreza que afectan a las mujeres, también se suman a indices alarmantes en el aumento de la violencia doméstica.

Como efecto de la pandemia, las mujeres acceden a trabajos más precarios e informales -como el trabajo doméstico, la venta ambulante, el trabajo por cuenta propia, la agricultura familiar o en empresas familiares- y se estima que más del 77% de las mujeres que trabajan en este tipo de trabajos, lo hacen en condiciones informales o con escasa o nula protección social. Esta informalidad repercute en que las mujeres se encuentren más expuestas y vulnerables a caer en una situación de carencia económica en comparación a los hombres, al no poder acreditar, por ejemplo, disminuciones del ingreso para poder acceder a beneficios estatales.

El impacto del COVID-19 en América Latina y el Caribe, ha puesto de manifiesto la dura realidad social, económica y humana de la mujer trabajadora en Latinoamérica y la ha profundizado. Los análisis evidencian los efectos desproporcionados de esta crisis en términos de desempleo, pobreza y sobrecarga de trabajo para las mujeres latinoamericanas. Pero, más allá del análisis estadístico, surge una pregunta recurrente con respecto a la permanencia en el tiempo de estas desigualdades, injusticias y exclusiones. Es necesario y urgente que a nivel gubernamental, multilateral, del sector público y privado, de la academia y la sociedad civil, se tomen medidas para superar estas dificultades. Es imperativo crear conciencia respecto a la desigual distribución entre hombres y mujeres de las responsabilidades en el hogar y con la familia, de modo que permita superar y sobreponerse a tradiciones culturales arraigadas en la región, así como impulsar una serie de políticas públicas respecto a temas laborales que ayuden a mejorar y equiparar la situación de las mujeres con los hombres, las condiciones para acceder al mercado del trabajo y alcanzar mayor independencia y estabilidad económica. En el actual escenario de pandemia, se plantean muchos desafíos por delante con respecto a la situación que experimentan las mujeres y son temas claves que no pueden seguir esperando.

Referencias:

ONU-Mujeres (2020). El Impacto económico del COVID-19 en las mujeres de América Latina y el Caribe. Serie de resúmenes de políticas de ONU Mujeres, 2 de noviembre En: https://lac.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/articulos/2020/11/impacto-economico-covid-19-mujeres-america-latina-y-el-caribe (Consultado 24.01.2021)

Cochran, J; Diallo, B; Quayum, S; Seth, A y Staab, S. (Eds.) (2020). Abordar las consecuencias económicas del COVID-19: Estrategias y políticas para una recuperación con perspectiva de género. En Serie de resúmenes de políticas de ONU Mujeres En: https://www.unwomen.org/es/digital-library/publications/2020/06/policy-brief-addressing-the-economic-fallout-of-covid-19 (Consultado 20.01.2021)

Gutiérrez, D, Martin, G y Ñopo, H. (2020) El Coronavirus y los retos para el trabajo de las mujeres en América Latina. COVID-19/ Serie de Documentos de Política Pública PNUD, LAC C19, PDS Nº 18, agosto. En: https://www.latinamerica.undp.org/content/rblac/es/home/library/crisis_prevention_and_recovery/el-coronavirus-y-los-retos-para-el-trabajo-de-las-mujeres-en-ame.html (Consultado 20.01.2021)

 

Lorena Marchant es Magíster y Diplomada en Estudios Internacionales del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Diplomada en Artes y Humanidades de la Universidad Gabriela Mistral, y Diplomada en Procesos de Integración Asia, Europa y América Latina de la Universidad de Leiden.