Columna sobre Geopolítica y Geoestrategia 25 de Noviembre de 2024

Colombia en la encrucijada de la Franja y la Ruta: ¿Oportunidad de crecimiento o riesgo estratégico?

Por Santiago Cabrera Grajales
Desde el establecimiento de los lazos diplomáticos entre Colombia y China, ambos países han sostenido varios encuentros de alto nivel, fortaleciendo una relación amistosa en diversas áreas como la cooperación multilateral, técnica, educativa, cultural, económica y comercial. Sin embargo, aunque estas relaciones muestran un panorama prometedor, aún no alcanzan la profundidad de los vínculos que Colombia mantiene con Estados Unidos. En este contexto, en 2023, el presidente Gustavo Petro perdió una valiosa oportunidad de incorporar a Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), durante el III Foro de Cooperación Internacional de la BRI, celebrado entre el 17 y el 18 de octubre en Beijing, China.
La reunión entre los presidentes Petro y Xi Jinping, realizada el 25 de octubre de 2023, fue de carácter principalmente protocolar y diplomático. Aunque se reforzaron los lazos de amistad entre los dos países y se firmaron acuerdos comerciales, la reunión no profundizó en la adhesión de Colombia al proyecto de la Franja y la Ruta. En cambio, en la visita oficial del ministro de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo, a China entre el 9 y el 12 de octubre de 2024,  concretamente el 10 de octubre de 2024 en su reunión con el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, sostuvo conversaciones sobre la posibilidad de que Colombia se uniera a la BRI. En esa ocasión, el Ministro Murillo afirmó que «(…) Colombia concede gran importancia a la construcción conjunta de la Franja y la Ruta y está dispuesta a participar activamente en la misma, para el mayor beneficio del pueblo colombiano».
Los encuentros diplomáticos del Ministro Murillo en Beijing tuvieron dos objetivos principales. Primero, se centraron en la verificación y supervisión del cumplimiento de los acuerdos firmados bajo el marco de la «Asociación Estratégica» entre Colombia y China. En segundo lugar, se trabajó en la creación de grupos de trabajo conjuntos entre entidades y sectores técnicos de ambos países, con el fin de agilizar la firma de un memorando de entendimiento que, tras 45 años de relaciones diplomáticas, llevaría las relaciones bilaterales al nivel más alto con la incorporación de Colombia a la BRI. También el ministro indico que Colombia va a asumir la presidencia pro tempore de la CELAC el próximo año 2025  y va a hacer todo lo posible para promover más «(…) nuevos resultados en la cooperación entre América Latina y el Caribe (ALC) y China» y anunció la creación de un grupo de trabajo binacional para concretar la adhesión a la BRI.
La posible incorporación de Colombia a la BRI tiene implicaciones profundas en varios ámbitos: económico, comercial, social y cultural. En términos económicos y comerciales, la situación geopolítica mundial plantea un desafío, dada la rivalidad directa entre los intereses de Estados Unidos y China. Aunque Colombia sigue siendo un país en vías de desarrollo, desempeña un papel clave en los desafíos sociales y políticos del escenario global, principalmente debido a su estrecha relación con Washington. La incorporación a la BRI podría tensionar esta relación, al entrar en conflicto con la esfera de influencia estadounidense en América Latina.
En este sentido, Colombia deberá gestionar con habilidad su relación económica con Estados Unidos, mientras explora nuevas oportunidades con China. Las negociaciones que comenzaron en noviembre de 2024 para adherirse a la BRI son una oportunidad de expansión, pero también representan un desafío estratégico para evitar un desequilibrio financiero. Un enfoque prudente y bien planeado en este “ajedrez geopolítico” permitirá a Colombia equilibrar sus intereses sin perder las garantías económicas que le ofrece Estados Unidos.
Además, las salidas al Atlántico y al Pacífico, que Colombia posee, son un activo estratégico clave en el comercio con China. Si se gestionan correctamente, estas rutas pueden fortalecer el intercambio económico, generando beneficios socioeconómicos para el país. Sin embargo, es fundamental que Colombia evite caer en lo que se conoce como la «trampa de la deuda», una amenaza común en los grandes proyectos de infraestructura internacional, como los impulsados por la BRI. Según el informe de 2019 del Banco Mundial «Economía del Cinturón y la Ruta: Oportunidades y riesgos de los corredores de transporte», este tipo de proyectos conlleva riesgos, especialmente cuando hay poca transparencia en los procesos de ejecución o en países con gobiernos con limitada autonomía.
Por lo tanto, para que Colombia aproveche una posible inversión china sin quedar atrapada por el endeudamiento, será crucial asegurar los recursos necesarios y establecer estrategias que le permitan gestionar la deuda de manera efectiva. De lo contrario, el país podría enfrentar consecuencias negativas a largo plazo.
La BRI no es solo un proyecto económico y comercial, sino también una plataforma de intercambio sociocultural. La participación de Colombia en esta iniciativa podría fomentar un mayor entendimiento mutuo entre los pueblos de ambos países, abriendo nuevas puertas para el aprendizaje y el desarrollo cultural. Esto no solo fortalecería los lazos bilaterales, sino que también enriquecería la globalización bajo un modelo de «cooperación de beneficio mutuo».
La posible adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta representa una decisión trascendental. Colombia debe asumir este paso con claridad y determinación, priorizando sus intereses y necesidades estratégicas. Para obtener los máximos beneficios del BRI sin caer en la trampa de la deuda, será fundamental que el país gestione de manera eficaz sus acuerdos de cooperación con China, asegurando la transparencia y fiabilidad de las inversiones.
Por otro lado, Colombia debe estar preparada para enfrentar posibles reacciones adversas de Estados Unidos ante esta decisión, como un bloqueo comercial o económico. Para mitigar estos riesgos, será esencial que el país mantenga una relación sólida con Washington, mientras amplía su horizonte geopolítico y económico mediante la BRI. Si se maneja correctamente, la incorporación a la Iniciativa de la Franja y la Ruta podría representar una oportunidad significativa para el desarrollo económico y la consolidación de Colombia en el escenario global, siempre que logre equilibrar con astucia sus relaciones internacionales y evitar los riesgos asociados con la deuda externa.
Santiago Cabrera Grajales es investigador de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) y estudiante de Licenciatura en Economía y Comercio Internacional en la Universidad de Ciencia Política y Derecho en Shanghái.