Columna sobre Historia y Relaciones Culturales, 1° de Enero de 2025

China y América Latina: De la plata que movió el mundo a proyectos compartidos

Por Zhicang Huang
Las relaciones entre China y América Latina tienen una historia que se remonta a varios siglos, desde la época de la Colonia a la actualidad. Los primero vínculos se establecieron a través del comercio de la plata, un intercambio que no solo contribuyó al crecimiento económico de ambas partes, sino que también marcó el inicio de lo que más tarde se conocería como una temprana globalización. Este intercambio, que conectó dos continentes lejanos, ha evolucionado a lo largo del tiempo y continúa sirviendo como base para nuevas formas de colaboración, mostrando cómo el pasado puede ser un puente que conecta el presente con el futuro.        
Los Primeros Vínculos: El Comercio de Plata
Durante el periodo colonial, los galeones españoles transportaban enormes cantidades de plata desde los virreinatos de la Nueva España y el Perú hacia las Filipinas, donde se intercambiaba por productos chinos de gran demanda, como seda, porcelana y té. Este comercio trasatlántico no solo conectó Europa, América y Asia, sino que también sentó las bases de una relación económica y cultural duradera entre América Latina y China. La plata extraída de las minas de América Latina jugó un papel esencial en la economía china, desempeñando un rol crucial en la estabilidad financiera del país durante los siglos XVII y XVIII.
Los «reales de a ocho» españoles, conocidos como «benyang» en chino, circularon ampliamente en el sur de China y en diversas ciudades costeras como Xiamen y Zhangzhou, convirtiéndose en una moneda comúnmente utilizada en los intercambios comerciales locales. Estos reales no solo fueron un medio de pago, sino que también se integraron en el sistema económico chino, influenciando las estructuras comerciales y financieras. A lo largo de este período, la plata americana se convirtió en un activo vital para la economía marítima de China, especialmente en las zonas costeras, donde el comercio internacional estaba en auge.
El Rol de la Plata en el Sistema Financiero Chino
La plata no solo sirvió como una mercancía valiosa para el comercio internacional, sino que desempeñó un papel decisivo en el desarrollo del sistema financiero de China. Durante la dinastía Ming, el gobierno chino enfrentó una limitación considerable en su capacidad para emitir moneda propia. Ante esta situación, la plata extranjera se convirtió en un medio esencial para el intercambio comercial y el pago de impuestos. A partir de la década de 1530, con la implementación de la «Ley del Látigo Único», la plata se consolidó como el principal medio de pago de impuestos, transformando la estructura fiscal del Imperio Ming y reflejando la creciente dependencia de este metal precioso.
A medida que la demanda mundial de productos chinos como el té, la seda y la porcelana aumentaba, la economía de China se internacionalizaba rápidamente. El flujo de plata proveniente de América Latina, en particular, desempeñó un papel fundamental en la estabilización económica del país, al tiempo que facilitaba la expansión de sus mercados y la internacionalización de su economía. Este comercio de metales preciosos consolidó una relación económica que, aunque inicialmente centrada en la plata, fue ampliándose con el tiempo para incluir una variedad de productos.
Transformación de las Relaciones: Del Comercio de Plata a la Inversión en Infraestructura
Con el paso de los siglos, las relaciones entre China y América Latina evolucionaron significativamente. Ya no se trata solo de metales preciosos. Hoy en día, los vínculos comerciales y diplomáticos se han diversificado en áreas como la tecnología, la inversión en infraestructura y la cooperación en energías renovables. En lugar de los galeones llenos de plata, hoy encontramos proyectos de energía solar, inversiones en carreteras, puertos, ferrocarriles y otras infraestructuras que buscan mejorar la conectividad y fomentar el desarrollo económico en la región latinoamericana.
El creciente papel de China en América Latina ha sido facilitado por su política exterior activa, que busca estrechar lazos con países en todo el mundo, especialmente en el contexto de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). A través de esta iniciativa, China ha impulsado proyectos de infraestructura que no solo benefician económicamente a las naciones latinoamericanas, sino que también fortalecen los lazos diplomáticos y culturales entre ambas partes.
En la actualidad, los intercambios comerciales entre China y América Latina incluyen productos de alta tecnología, como maquinaria, productos electrónicos, y materiales para la industria de la construcción. China se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de la región, y sus empresas están involucradas en importantes proyectos de infraestructura que buscan modernizar las economías latinoamericanas y generar empleo en las comunidades locales. La construcción de carreteras, puertos y ferrocarriles no solo facilita el comercio, sino que también mejora la calidad de vida de muchas personas en áreas rurales y urbanas.
Diplomacia y Cooperación Multilateral
Además de los intercambios comerciales y las inversiones en infraestructura, la diplomacia también ha jugado un papel esencial en el fortalecimiento de los lazos entre China y América Latina. En los últimos años, China ha respaldado a varios países latinoamericanos en foros internacionales, promoviendo su presencia en el ámbito global. A través de esta diplomacia de apoyo, China ha ayudado a elevar la voz de América Latina en organismos multilaterales como las Naciones Unidas y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), contribuyendo a que los países latinoamericanos tengan mayor visibilidad en los debates internacionales.
A nivel bilateral, China ha firmado acuerdos estratégicos con varios países latinoamericanos, promoviendo la cooperación en áreas como la educación, la ciencia y la tecnología. Estos acuerdos reflejan un deseo común de ambas partes por construir una relación duradera y mutuamente beneficiosa, que trascienda los intereses económicos inmediatos y se enfoque en el bienestar de sus pueblos.
Desafíos y Oportunidades para un Futuro Compartido
A pesar de los avances, la cooperación entre China y América Latina enfrenta desafíos importantes. Las diferencias en los contextos económicos, políticos y sociales de los países latinoamericanos pueden generar dificultades en la implementación de proyectos de infraestructura y en la gestión de inversiones extranjeras. Además, existen preocupaciones sobre la sostenibilidad de algunos de los proyectos, así como el impacto ambiental y social de las inversiones chinas en la región. Para superar estos desafíos, es necesario que ambas partes mantengan un enfoque flexible y abierto al diálogo. La cooperación en áreas como la cultura y la educación puede ser clave para fomentar un entendimiento mutuo y construir una base sólida para relaciones duraderas y equitativas. Invertir en la formación de recursos humanos y en el intercambio de conocimientos permitirá que ambas regiones aprovechen las oportunidades que ofrece la colaboración.
La historia de la «conexión plateada» demuestra que, a pesar de las distancias geográficas, las conexiones humanas pueden trascender cualquier barrera. Estos vínculos, que se forjaron hace siglos, han evolucionado y continúan siendo una fuente de intercambio y aprendizaje mutuo. A medida que el mundo sigue cambiando rápidamente, China y América Latina tienen la oportunidad de construir una relación verdaderamente estratégica, donde ambas partes puedan aprender, adaptarse y crecer juntas. La relación entre China y América Latina tiene el potencial de convertirse en una de las alianzas más relevantes y productivas del siglo XXI. Esta colaboración debe basarse en el respeto mutuo, la innovación y una visión compartida de un futuro más inclusivo y próspero. Si ambas regiones logran superar sus desafíos comunes y fortalecer su cooperación en áreas clave como la infraestructura, la educación y la cultura, podrán enfrentar los retos globales de manera conjunta, mejorando la calidad de vida de sus pueblos y respetando sus identidades y aspiraciones.
Zhicang Huang es Doctora en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona, e investigadora postdoctoral en el Instituto de Estudios Regionales e Internacionales de la Universidad Sun Yat-sen en China.