China en América Latina y el Caribe: ¿nuevas rutas para una vieja dependencia? El nuevo “tercer mundo” y la perspectiva del “desarrollo”

 

Reseña por Rubén LauferProfesor de Posgrado e investigador en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e integrante de REDCAEM. 30.05.2024.
El ascenso económico y político de China desde las reformas capitalistas de Deng Xiaoping a fines del decenio de 1970, y en especial en las últimas dos décadas, conmociona a todo el sistema internacional contemporáneo. Las otras potencias mundiales -Estados Unidos (EE.UU.) en particular- registran ese ascenso como una amenaza a su posición o a sus aspiraciones hegemónicas. El desafío de China a la superpotencia norteamericana constituye hoy la principal línea de quiebre del actual “orden” internacional. Alrededor de ella van entramándose realineamientos y alianzas. Muchos gobiernos de Asia, África y América Latina -el llamado mundo “en desarrollo”- buscan en la asociación estratégica con China una alternativa a la dependencia económica y política que les imponen sus dominadores “tradicionales”: EE.UU. y las potencias europeas.
Este libro China en América Latina y el Caribe: ¿nuevas rutas para una vieja dependencia? El nuevo “tercer mundo” y la perspectiva del “desarrollo” , aborda interrogantes y debates acerca de la dinámica capitalista global y del rol de China en las relaciones internacionales de los países “en desarrollo” en general, y de los de América Latina y el Caribe en particular. Lo hace desde una perspectiva histórica: durante cien años (desde las Guerras del Opio de mediados del siglo XIX hasta el triunfo de la Revolución en 1949) China fue un país semicolonial y semifeudal, y luego por tres décadas (1949-1978) fue un país socialista: durante más de un siglo, por lo tanto, China no tenía intereses “globales” que promover, proteger y defender. Pero ahora los tiene, y eso cambia la naturaleza de sus relaciones con el mundo, y la de sus alianzas, asociaciones y acuerdos económicos y políticos con las demás potencias y con los llamados países “en desarrollo”.
En estos últimos, la proyección de las estrategias globales de China convoca el interés de gobernantes, políticos, empresarios, economistas, diplomáticos, analistas de relaciones internacionales, sociólogos, historiadores, periodistas y otras profesiones; pero también de movimientos sociales, organizaciones populares y partidos políticos que procuran una comprensión cabal sobre el carácter y las implicancias de esas relaciones con el gigante asiático, a fin de promover políticas capaces de ampliar los márgenes de autonomía política e independencia económica de sus naciones.
La publicación de este libro se inscribe en un conflictivo proceso de transición hegemónica. En el marco de la dura pugna hegemónica con la potencia declinante -Estados Unidos-, los nuevos términos de dominación son velados bajo una cuantiosa terminología neodesarrollista (“Sur global”, “complementariedad”, “cooperación para el desarrollo”, “multilateralismo”, “comunidad de destino compartido”).
Aunque la creciente dependencia financiera de muchos países de Asia, África y América Latina hacia China conlleva sus propios condicionamientos y refuerza los ya habituales en las instituciones financieras internacionales -como el  Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM)-, el “poder suave” que ejerce esta retórica suscita el encantamiento de burguesías y gobernantes de muchos países “en desarrollo”, y expectativas en que la “opción china” sustente las  aspiraciones de autonomía y desarrollo industrial nacional. Los trabajos aquí reunidos consideran la acción -externa e interna- de las grandes potencias y sus consecuencias sobre las economías latinoamericanas y de otros países del nuevo “tercer mundo” en gestación (déficit comercial, desindustrialización, re-especialización primario-exportadora); los límites de una vía de desarrollo basada en el financiamiento y la tecnología de las grandes potencias y, en particular, en la “alineación de las estrategias de desarrollo” de los países con las de China; las posibilidades de acción de los países dependientes respecto de la autonomía o subordinación de sus caminos de desarrollo económico; y, finalmente, los condicionamientos y consecuencias productivas, sociales, económicas, políticas, ambientales y culturales que conlleva la reestructuración de las relaciones internacionales actualmente en curso a través de disputas hegemónicas, realineamientos, guerras y movimientos en procura de autonomía y de emancipación nacional.
El libro está pensado desde América Latina y, a la vez, pensando a la región latinoamericana y caribeña en el contexto de la historia y experiencias que otras regiones del mundo “en desarrollo” ya han acumulado respecto de sus relaciones con China desde la gran reversión operada en el país asiático en 1978. Aún con enfoques diversos y hasta polémicos entre sí, los autores de los 14 capítulos aquí reunidos (latinoamericanos, de diversos países europeos, y chinos) convergen mayoritariamente en que la asimetría de las relaciones internacionales de Beijing no es mero resultado de una opción de política exterior, sino producto de un proceso histórico que permite al capital industrial-bancario de China obtener ventajas relativas -también en relación a las potencias competidoras- por su capacidad de producción y apropiación de valor.
En la mayoría de los casos nacionales aquí estudiados de América Latina y el Caribe y el Asia-Pacífico, el poderío del gigante asiático reproduce en sus asociaciones estratégicas y en los países “alineados” a sus estrategias de desarrollo una especialización basada en la producción de materias primas para el mercado externo, así como múltiples rasgos de dependencia productiva, comercial, financiera y, en definitiva, política. En nuestra región, el estudio -entre otros casos- de la participación china como gran comprador, vendedor, inversor y financista en el litio y la construcción de represas hidroeléctricas en Argentina, el hierro y el cobre en Perú, la soja en Brasil, permite concluir que tras dos décadas de asociación estratégica con China no se eliminaron las estructuras “tradicionales” de dependencia y atraso heredadas de la dominación de las potencias europeas y de EE.UU. sino más bien se reforzó la matriz desindustrializadora, extractivista. Todo ello explica la significación de los dos subtítulos de la obra.
Los trabajos reunidos en esta obra aspiran también a mostrar hasta qué punto en América Latina y el Caribe el rumbo de desindustrialización y re-especialización primaria, de endeudamiento y, en definitiva, de dependencia intensificado en estas décadas debilita las posibilidades de emprender un desarrollo diversificado e independiente, e incluso la capacidad de los países latinoamericanos para concretar una integración regional y asumir una posición de No-alineamiento en la creciente confrontación hegemónica mundial entre las grandes potencias del presente, Estados Unidos y China.