Columna sobre Género, 15 de febrero de 2020

Subjetividad femenina en la narrativa china traducida al español

Por Amelia Sáiz López

La creación literaria y la traducción son dos dimensiones vinculadas a la producción cultural y a la comunicación intercultural, tan necesaria en el mundo en el que vivimos. La traducción directa de literatura china al español se ha incrementado a lo largo del siglo XXI. Hay varios factores que explican el interés de las editoriales por ofrecer narrativa china en nuestros países, como, por ejemplo, la concesión del premio Nobel a Mo Yan en 2012, la gran proyección global de China, un mayor número de estudiantes de mandarín y de profesionales conocedoras de la cultura china, entre otros. A lo largo de dos décadas, han aparecido colecciones de literatura china y editoriales que han escogido este producto como una marca, un distintivo literario con el que están significándose en el mercado editorial. En este marco o campo literario, se han desarrollado distintas estrategias en la elección de la obra a traducir.

En relación con la literatura femenina china, la mayor parte de las traducciones en español han sido realizadas por mujeres. Hasta muy recientemente, no ha habido un proyecto traductor de narrativa femenina de parte de las traductoras. La aparición de una novela escrita por una escritora china en español se debía a la decisión de dos agentes diferentes. En primer lugar como resultado de una apuesta segura de la editorial, traduciendo obras que ya habían sido exitosas en otros países, incluido el de origen, por su calidad literaria o por la proyección mediática de la obra, como atestigua la rápida traducción de Shanghai Baby de Wei Hui, publicada en chino en 1999 y traducida en 2002, quizás una de las obras que han tardado menos en traducirse al español; y en segundo lugar por sugerencia de académicas y traductoras que han presentado estas obras a la editorial y han sido capaces de convencerla para que las tradujesen del chino y las publicaran. En definitiva y por lo general, podemos leer narrativa femenina china gracias al trabajo profesional y académico de otras mujeres, pues con su buen hacer, hemos accedido a un universo femenino distante, acercándonos a una sensibilidad creativa eclipsada por un sistema literario hegemónicamente masculino. Afortunadamente, cada vez más, las escritoras chinas están siendo publicadas en ambos lados del Atlántico, en traducciones directas del chino de traductoras formadas en nuestras universidades. Obras traducidas que, en algunos casos, conforman un claro proyecto editorial de mostrar a las lectoras de ficción, la narrativa de las escritoras canónicas en lengua china.

Escritoras y traductoras componen una cadena invisible en la globalización de la subjetividad femenina literaria. Quizás por eso, la mayor parte de las obras traducidas de escritoras chinas observan el mundo desde una estética intimista que tiene en cuenta detalles, imágenes, argumentos, situaciones, etc., que se explican más desde la óptica de las narradoras (coincidan o no con las protagonistas del relato) que en descripciones contextuales. Por ello, podemos imaginar a las mujeres narradas como en “en proyecto” o constante “autodescubrimiento” –incluso asombro-, dadas las reacciones y lecturas que hacen del entorno narrativo en el que las ubican las escritoras. La subjetividad femenina se precisa en el carácter de las protagonistas, en su manera de entender las relaciones laborales, sociales y familiares, y en su universo afectivo, ético y estético. Madres, hijas, trabajadoras, enamoradas y desigualmente entusiastas ante la vida, o más o menos críticas con las distintas sociedades chinas que han conocido, entre otras posibilidades, componen un amplio bagaje de figuras femeninas que nos brinda una narrativa femenina china que, salvo algunas novelas escritas en formato diario, presenta características estilísticas del realismo. Este género literario en el que se encuadran las novelas de escritoras femeninas chinas, ha generado un buen material para acercarnos a los mecanismos de construcción cultural de la feminidad china.

A modo de ejemplo, y sin ningún ánimo de exhaustividad, podemos viajar por la historia china contemporánea, leyendo las primeras experiencias y reflexiones de las jóvenes educadas en la segunda década del siglo XX en torno a las relaciones sentimentales (El diario de Sofia, Din Ling), el relato de unas crueles relaciones sociales y de género en las míseras zonas rurales del norte chino en los años 1930 (Campo de vida y muerte, Xiao Hong), la sofisticada decadencia de las familias confucianas de Shanghái antes del surgimiento de la República Popular de China (Un amor que destruye ciudades, Eileen Chang/Zhang Ailing), los sacrificios y sufrimientos de las mujeres durante el maoísmo (Faltan Palabras, Zhang Jie), las vivencias, pensamientos y expectativas de las jóvenes crecidas durante la Revolución Cultural (La blusa roja sin botones, Tien Ning), las vicisitudes de agotadas y decepcionadas mujeres de mediana edad en una sociedad patriarcal socialista (Galera, Zhang Jie), la nostalgia de una sociedad representada en una feminidad mundana y alejada de padres, maridos y gobernantes (La canción de la pena eterna, Wang Anyi), o la introspectiva vida de una mujer solitaria en una sociedad en la que el dinero simboliza el progreso y éxito social (Vida privada, Chen Rang). Quede claro la dificultad de resumir una novela en una frase, y por tanto este recorrido puede variar tantas veces como permiten las múltiples lecturas de una obra, un atributo de la ficción que incide en su valor de representación sociocultural, además de un imaginario femenino del mundo al que necesitamos acceder para comprender más y mejor las dinámicas sociales de la realidad.

Amelia Sáiz López es Doctora en Estudios Interculturales y Socióloga por la Universidad Autónoma de Barcelona y Profesora de Estudios de Asia Oriental en esa misma Universidad.