On China 

 

Reseña por Walter Sánchez, Profesor titular y ex Director del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chiles e integrante de REDCAEM. 12.04.2023.

 

Esta reseña tiene por objetivo desarrollar un análisis académico renovado sobre el contenido del libro On China de Henry Kissinger, en un contexto geopolítico actual con alto nivel de incertidumbre. El libro esta compuesto de 18 capítulos que se pueden ordenar y proyectar a la luz de la nueva coyuntura mundial.
El 27 de mayo de 2023 Henry Kissinger cumplirá 100 años. Hace casi medio siglo culminó su gestión diplomática en uno de los cargos más estratégicos para la geopolítica mundial. Es curioso, constatar como al parecer su influencia permanece. ¿Porqué? ¿Por su capacidad intelectual y sagacidad política en momentos donde hay escasez de líderes? Quizás porque la materia prima de nuestra disciplina, las relaciones internacionales, el “estado nacional” ha sufrido grandes transformaciones, pero no se ha esfumado. El “(…) estado racionalizado ha sido una construcción histórica, cultural y social liderada por los países europeos en relación a y con la realidad no occidentales” es una creación de Occidente a partir del siglo XX, y sigue vigente en un mundo cada vez más multipolar. Este es nuestro punto de partida. (Ahedo Santisteban, A.M., 2018).
En una entrevista reciente concedida a uno de sus biógrafos principales, Kissinger advirtió: “(…) La segunda guerra fría será todavía más peligrosa que la primera”. No tiene ninguna duda de que  China y Estados Unidos ahora son adversarios. Esperar que China se -occidentalice- ya no es una estrategia posible. Y aclaró su posición: “(…) No creo que la dominación del mundo sea un concepto chino, pero podría ocurrir que se volviera igual de poderosos. Y eso no nos interesa”. No obstante, las dos superpotencias: “(…) tienen una mínima obligación común de evitar que se produzca una colisión catastrófica”. Refiriéndose a la estrategia en Ucrania comentó: “(…) su estrategia de vietnamización era, de hecho, una versión de lo que EE.UU está haciendo hoy en Ucrania.” (Ferguson, N. 2023).
En este sentido, releer la obra de Henry Kissinger On China publicada por primera vez el 2011, es un ejercicio fecundo e indispensable. En particular, porque después de la cumbre sino-rusa a mediados del pasado marzo, donde se plasmó “(…) a comprensive strategic partnership of coordination for a new era”. La meta es pilotar los sorprendentes cambios mundiales, que han aparecido después de 100 años. Esa “amistad sin límites” quedó plasmada en 17 acuerdos bilaterales firmados el 22 de marzo pasado en Moscú y el plan de paz de China para Ucrania.
Esas Actas recuerdan las que ambos líderes firmaron el 4 de febrero del año 2022 en la apertura de los juegos Olímpicos, en Beijing, cuando por primera vez bautizaron la nueva era de relaciones como “una amistad sin límites”. Veinte días después Putin invadió Ucrania.
El libro puede parecer enciclopédico, son  586 páginas, 18 capítulos, una frondosa sección de bibliografías, con una delicada selección de fotografías memorables y un prolífico Índice Analítico de gran utilidad. Es parte de su rigor intelectual y de su valioso legado.
 
Una civilización singular
Los primeros cuatro capítulos conforman una acuciosa descripción de la singular identidad cultural china, cómo ellos perciben el mundo según sus valores, cuáles son las características domésticas del pueblo y del gobierno chino. Describe en detalle su anhelado sueño de ser el eterno Imperio del Centro, mientras que el resto del mundo es la barbarie. En este sentido, lo mejor para defenderlo de eventuales adversarios es hacer pelear entre sí a los barbaros y si es posible “significarlos”.
Los siglos de preeminencia China sin contrapesos fueron posibles gracias a un aislacionismo debido a la singularidad China. Así como en el pasado los ingleses se ufanaron de su “White Man´s Burden” y su “splendid isolationism”, también los norteamericanos con su “Manifest Destiny”. Es clave entender su auto percepción de ser el Reino Celestial y la Civilización Sínica, se perciben a sí mismos como “únicos” y “excepcionales”. Henry Kissinger señala que los líderes chinos se consideran hasta hoy  como “una Civilización en sí misma” (p.20), o en otras palabras “(…) una civilización que pretende ser un estado nación” al decir del sinólogo Lucien Pye.
En consecuencia, para Kissinger, es clave entender estas tradiciones ancestrales para poder discernir hacia donde se dirige la geopolítica china en un escenario global y post hegemónico. Estas tradiciones no se rompen ni olvidan. Por ejemplo, el Presidente Xi  Jinping el 23 de marzo de 2023, en el Instituto de Estudios Internacionales de Rusia señaló que: “(…) Durante la última década China se ha dedicado a construir una comunidad de futuro compartido de la humanidad. en un intento por trasmitir la antorcha de la paz entre las generaciones…llamando a no caer en la trampa de Tucídides…evitando un clima de guerra fría.” Por tanto “(…) La búsqueda de China (…) se deriva de elementos celebres de la cultura tradicional china”. De esta forma el país ha logrado: “(…) el crecimiento económico y la democracia popular, rompiendo el mito de que modernización significa occidentalización” (Xinxua,  2023).
A diferencia de Maquiavelo obsesionado por las maquinarias del poder, Confucio predicaba la armonía social intra e internacional. Cada región y país debe respetar sus valores ancestrales, modernizarse según  su propia cultura y procesos, para ello China siempre estará disponible y sin hegemonía.
China durante cuatro milenios como una civilización singular y otros dos milenios como una nación estado emergente, no se mantuvo libre de amenazas e intrigas de potencias extranjeras o países vecinos. Inclusive, usar a los barbaros contra barbaros tuvo un costo como se demostró en las guerras en la península de Indochina. La división interna en el Imperio, el retraso económico y nuevos adversarios extranjeros debilitaron al Imperio Celestial. El autor indica que el gigante se quedó dormido y debió reformarse como lo hacían otros, en especial Japón que nunca aceptó la visión sino-céntrica del mundo antiguo. (p.77).
Los espolonazos de Occidente contra China fueron humillantes, se sintieron en el pueblo y lideres chinos, dejando heridas imborrables en el tiempo, gracias a la superioridad militar occidental. De ahora en adelante, la nueva estrategia de defensa china consistiría no en ganar cada batalla sino en avanzar derrotando al enemigo sin jamás luchar (p.28).
A diferencia de Occidente, China no conquistó colonias ni territorios de ultra mar. Su estrategia y táctica consistía en una “coexistencia combativa” con el adversario, mientras se acomodaba desde la debilidad y desde allí lograba instalar su propia posición estratégica. (p.31).
 
El triángulo Washington, Moscú, Beijing
Desde el capítulo 5 hasta 11, se describen los inicios de la diplomacia triangular hasta el fin de la era de Mao.
Stalin y Mao dos autócratas dudaban de sus verdaderas intenciones más allá de sus afinidades ideológicas. Stalin llevaba treinta años en el poder y miraba con recelo a esta nueva figura, sospechaba que Mao podría seguir el rumbo de Tito, quien rompió con la URSS. El precio de esa duda lo pagó China en la firma del Tratado de Paz y Amistad del 14 de febrero de 1950. Moscú impuso sus condiciones y anexiones y a cambio, en teoría defendería a Beijing si Washington atacaba. La alianza chino-soviética fue corta. Un año después murió Stalin y asumió Nikita Kruschev con su campaña de desestalinización. Esa fue la chispa que incendió el conflicto sino-soviético, Beijing se opuso a la desestalinización, denunció el nuevo social imperialismo ruso y su capitulación frente los EE.UU.
Hasta la actualidad se evita usar la palabra “alianza” en sus comunicados y se propone la narrativa de una “coordinación estratégica a largo plazo” en función de bienes compartidos y universales.
En esos seis capítulos Henry Kissinger dibuja un fiel retrato de la evolución de las relaciones bilaterales entre Washington y Beijing. Transcripciones exactas de reuniones con una descripción minuciosas del lenguaje no verbal usado por los jerarcas chinos y que ayuda a entender mejor lo que se lee.
Se reconoce todo el mérito de Dean Acheson quien definió el diálogo con China como una necesidad la defensa del interés nacional y no por razones ideológicas. Kissinger se inscribe en la misma tradición y es cuidadoso de ese legado.
Después del viaje secreto a Beijing del Secretario de Estado, el año 1971, se iniciaron   las conversaciones entre Zhou Enlai y Kissinger, dos experimentados diplomáticos,  pragmáticos y moderados.
Mediante el impulso de la diplomacia de Kissinger y Zhou Enlai, el equilibrio mundial se trilateralizó, lo que se denominó la diplomacia de “El Triángulo Washington Moscú Beijing”. Hace años publiqué un artículo para prevenir sobre las consecuencias de ese fenómeno en las relaciones entre China y América Latina. (W. Sánchez, 1976).
El 21 de febrero de 1972 el presidente Richard Nixon visitó China y todo cambió. Los líderes occidentales también profundizaron esos contactos bilaterales, se firmó el Comunicado de Shanghái con su cláusula antihegemónica y de hecho se transformó la geopolítica mundial.
El Partido Comunista chino resumió la visita de Nixon con la siguiente frase: “(…) utilizando las contradicciones, dividiendo a los enemigos y consolidando nuestros intereses” (p.274).
 
Indochina y sus arenas movedizas
Vietnam fue una arena movediza que hundió las estrategias de las potencias del triángulo. Tres guerras dividieron a los chinos con   los vietnamitas. No eran guerras ideológicas ni estratégicas, eran producto del ancestral legado de la China milenaria, quedarse con Vietnam y evitar el cerco del bloque de Indochina. Durante siglos los vietnamitas absorbieron la escritura, la cultura china y sus valores políticos, pero se resistieron a su dominación territorial.
Como apunta Kissinger eran una ironía las estrategias semejantes a la de Washington, de aislar a Hanoi, dividir a Vietnam entre el Norte y el Sur como en Corea. Atraer a Indochina al cinturón de la guerra fría e insertarla en la política de bloques. Los chinos esperaban que en Indochina ningún estado tuviera hegemonía ni Vietnam del Norte, del Sur, Laos o, Cambodia. Por lo tanto, ese equilibrio fue muy inestable y se convirtió en un pantano para las tres potencias. Al final nadie salió del atolladero con “paz y honor” como prometió Kissinger.
La teoría de Mao, de los «tres mundos» separó la ideología de los intereses nacionales y amplió el abanico de aliados. (p.343). Nixon envió un memorándum el año 1982 a Reagan donde señaló que EE.UU debía fomentar esta apertura porque mientras más de acerque China al Tercer Mundo más lejos estará de la URSS. El mismo furioso anticomunista Nixon que le dio la mano a su enemigo, ahora apoyaba el tercer mundismo de Beijing.
 
La Comunidad del Pacífico
Entre los capítulos 12 al 17 se explican en detalle las mega reformas del indestructible Deng Xiaoping interlocutor de Kissinger en reemplazó a Zhou Enlai y la transición hacia una nueva generación de líderes post Mao.
Con la “cuatro modernizaciones”, Den Xiaoping puso a China nuevamente, se abrieron paulatinamente a Occidente para que ingresara aire fresco, aunque también se filtraron el consumismo de las nuevas generaciones entre otros depredadores.
En el capítulo 18 y el Epílogo se resume la visión realista de la diplomacia de Kissinger   con China, post apertura, con el mundo y viceversa, con especial atención a la relación bilateral de Washington con Beijing. Después de Tiananmén, entre demócratas y republicanos, las relaciones bilaterales pasaron por altos y bajos, en particular por las desavenencias en las relaciones con Taiwán. Al respecto, en la accidentada cumbre de la APEC en Seattle, el año 1999 el presidente Clinton envió una clara señal que todas las partes respetaban el status quo y la autonomía de Taiwán. (p.472).
Mientras los presidentes Clinton y Bush criticaban a China por los derechos humanos, desde sus agencias económicas se acrecentaban acuerdos comerciales mutuamente beneficiosos. El reacercamiento se produjo con visitas presidenciales entre ambos países los años 1997 y 1998.
En su epílogo, describe posibles variables de lo que puede ocurrir en las relaciones bilaterales y su irradiación en el resto del mundo en especial en la región Asia Pacífico. Este nuevo concepto permitió crear un espacio de cooperación entre las dos potencias. Se evitó caer en la trampa de la contención mutua y de la vieja guerra fría.
Al terminar, el realismo de Kissinger se puede perfeccionar, sin embargo, reiterando nuestro enfoque inicial, por una parte el estado nacional ha evolucionado hacia un estado “racional”, pero por otra parte no ha desaparecido y sigue siendo protagónico en la política mundial.
Kissinger concluyó que: “(…) El argumento que China y EE. UU están condenados a enfrentarse supone que esos países se tratan entre sí como bloques que compiten a través del Pacífico. Sin embargo, este es el camino al desastre de ambas partes” (p.528). Así lo reconoció al final de su obra y lo reiteró en una de sus últimas entrevistas: “(…) las dos superpotencias tienen una mínima obligación común de evitar que se produzca una colisión catastrófica”. El libro On China de Henry Kissinger es fundamental para la comprensión de China y su posicionamiento como potencia en el sistema internacional.
Referencias: 
  • Ahedo Santisteban, A. M.  (2018). “Una sociología histórica global de la construcción del estado racionalizado en la modernidad internacional”. En:  Relaciones Internacionales UAM, N°37, pp.11-29.
  • Ferguson, N. (2023). “Kissinger a los 100 años: La segunda guerra fría será todavía más peligrosa que la guerra fría ”. En: The Sundays Times Magazine, 25 de marzo, pp.1-8.
  • Keck Zachary (2011). “Review Kissinger on China”. En: E-International Relations, July 7.
  • Ministerio para Asuntos Exteriores de China (2023). “La hegemonía estadounidense y sus peligros”. 20 de febrero.
  • Sánchez, W.  (1976). «El triángulo Washington-Moscú-Pekín y el proceso de distensión internacional». En: Estudios Internacionales, Vol. 9, N°35, Julio- Septiembre. pp- 65-117.
  • Scott, A. & Turcotte, J. (2022). «How Xi Jinping is reshaping China, in five charts». En: The Christian Science Monitor. October 17, Beijing.
  • The Economist (2023). «The World according to XI». March 23rd.
  • Xinhua (2023). China.  En: El Mercurio, inserción página completa. 29 de marzo, Santiago.